Offenbach.- Sin la presencia del astro Ronaldo
-aquejado de fiebre-, la selección brasileña realizó
hoy su primer entrenamiento público en suelo alemán
rodeada de una hinchada igualmente febril, que convirtió
en un "mini Maracaná" el estadio del equipo alemán
de los Kickers de Offenbach.
Vestidos con camisetas amarillas, los brasileños ocuparon
gran parte de los 25.000 asientos del estadio futbolístico
de la ciudad de Offenbach, que fueron repartidos gratuitamente
hace dos días por los organizadores y se agotaron en
tres horas, reseñó DPA.
El público estalló en gritos de delirio cuando,
para sorpresa general, el autobús que trajo a la "seleao"
de la ciudad vecina de Koenigstein ingresó en la misma
cancha del estadio.
Cafú fue el primer de los jugadores en aparecer, y saludó
con un ademán a la hinchada que lo aplaudía. Ronaldinho
fue el último, y también el más ovacionado.
El "Fenómeno" Ronaldo, sin embargo, se perdió la
fiesta, porque permaneció durmiendo en el hotel, con
una temperatura "algo superior a 37 grados", según se
informó.
Y fue realmente una fiesta. Apenas empezó la práctica,
con diez minutos de retraso, la hinchada y los jugadores se
unieron en un coral para cantar "Happy Birthday" en homenaje
a Cafú, quien cumplió ayer 36 años.
En el inicio, los brasileños no hicieron demasiado.
Con decenas de pelotas en la cancha, entrenaron pases y cabezazos,
luego disparos de larga distancia, tiros a gol, jugadas de
pelota parada.
No era un "show", pero al público no le importó:
25.000 pares de manos aplaudían cada movimiento de sus
ídolos y estallaba en gritos cada vez que Ronaldinho
metía una pelota en el gol vacío.
La segunda parte de la práctica fue un entrenamiento
colectivo entre titulares y suplentes con la cancha achicada
y con Robinho en lugar de su compañero del Real Madrid,
el enfermo Ronaldo.
A partir de ahí, el entusiasmo alcanzó su punto
máximo, especialmente después de que el jóven
ídolo del Madrid anotara el primer gol de los titulares.
El público también festejó un disparo de Roberto
Carlos que pasó a milímetros del travesaño
y el segundo gol de los titulares, marcado por Adriano. Saludó
además los tantos de los suplentes, hechos por el debutante
Mineiro -quien ingresó en el plantel gracias a la baja
por lesión de Edmílson- y por Cris.
Mientras tanto, en la escalera que da acceso a la tribuna,
un doble uruguayo del presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula
da Silva, disfrutaba sus 15 minutos de fama concediendo entrevistas
a la prensa brasileña.
Cuando terminó la práctica, un niño de diez
años invadió la cancha y la policía se preparaba
para expulsarlo cuando Ronaldinho demostró por qué
es ídolo y frenó la intervención de la seguridad,
abrazó al "delincuente" infantil y le concedió el
premio que buscaba: un autógrafo.