Berlín.- La selección de Italia
logró hoy en Berlín su cuarto título de la
Copa del Mundo de fútbol, al derrotar a Francia por 5-3
en los penales, luego de un agónico empate en 1-1 al
fin de los 90 minutos reglamentarios y la media hora del alargue.
Con esta victoria, Italia une una cuarta estrella a su palmarés,
después de las victorias en 1934, 1938 y 1982. De esta
forma, dejó atrás a Alemania con sus tres títulos
mundiales y es la selección que más se acerca de
Brasil y sus cinco coronas.
Italia rompió también el maleficio que sufría
desde 1994, cuando en la final del Mundial de Estados Unidos
perdió ante Brasil también desde los 12 pasos.
Este domingo, Andrea Pirlo, Marco Materazzi, Daniele de Rossi,
Andrea del Piero y Fabio Grosso anotaron sus disparos para
darle a Italia su cuarta estrella dorada, según detalló
AFP.
En el tiempo reglamentario, el gol de Francia había
sido anotado por Zinedine Zidane a los 7 minutos de juego,
de tiro penal, aunque Materazzi consiguió el empate a
los 19 minutos al conectar de cabeza un tiro de esquina de
Andrea Pirlo.
Zidane, que se despedía del fútbol, se fue a los
vestuarios en el minuto 110, ya el tiempo extra, expulsado
por aplicarle un violento cabezazo en el pecho a Materazzi.
Francia se adelantó pronto en el marcador. Fabien Barthez
sacó desde su arco un largo pelotazo, Henry conectó
de cabeza y Florent Malouda se escapó de la zaga italiana,
para ser derribado por Materazzi ya dentro del área.
Zidane, en el último partido de su carrera, ejecutó
el penal con impresionante frialdad, tocando suave y elavado
al centro del arco de Gianluigi Buffon. Caprichosamente, la
pelota rebotó en el travesaño, pero cayó dentro
del arco. En el inicio del partido Francia se ponía 1-0.
Francia se plantó en el terreno con una novedad táctica,
ya que situó a Malouda explotando las entradas en diagonal
entre Cannavaro y Gianluca Zambrotta, mientras que Henry se
volcaba más hacia la izquierda, en una tentativa de abrir
espacios.
Italia apostó a la movilidad de Mauro Camoranesi por
el flanco derecho, buscando las espaldas de Eric Abidal, mientras
que por el izquierdo intentaba sorprender con las veloces
subidas de Grosso.
Sin embargo, el esquema italiano sufría por la severa
vigilancia de Claude Makelele y Patrick Vieira sobre Franceso
Totti, y de esa forma los hombres de Marcello Lippi se fueron
quedando con pocas opciones. Fue cuando la movilidad de Pirlo
equilibró el partido.
A los 19 minutos, Pirlo cobró un tiro de esquina y Materazzi
subió escasamente una pulgada más que Patrick Vieira,
apenas lo suficiente para conectar un cabezazo que sorprendió
a Barthez, para decretar el 1-1.
A los 35, la squadra azzurra tuvo una oportunidad inmejorable
de ponerse al frente en el marcador. Pirlo volvió a cobrar
con maestría un tiro de esquina y el grandote Luca Toni
superó a Lilian Thuram, pero el balón tocó
el travesaño y se fue.
En el arranque del segundo tiempo, Francia recomenzó
con más objetividad. En apenas tres minutos Henry generó
dos claras oportunidades de gol, pero no tuvo claridad para
definir.
Lippi movió sus piezas y lanzó al terreno al atacante
Vincenzo Iaquinta y al mediocampista Daniele De Rossi, retirando
al poco eficiente Simone Perrotta y a un Totti que prácticamente
era un espectador de lujo, para recuperar el control del mediocampo.
De Rossi logró que Italia se recuperara en el partido,
porque pasó a ocupar un espacio en el terreno por donde
Claude Makelele tenía total libertad para administrar
la salida de la pelota, al tiempo que Iaquinta pasó a
moverse por la derecha, con Camoranesi por la izquierda.
A los 104 minutos de juego, Willy Sagnol cruzó el balón
al área y Zidane saltó sin marcadores para cabecear,
pero Buffon logró desviar el balón sobre el travesaño
con un esfuerzo supremo.
La historia tuvo un giro inesperado al minuto 110, cuando
Zidane, quien se aprestaba a despedirse del fútbol por
todo lo alto, manchó su campaña al aplicarle un
violento cabezazo en el pecho a Materazzi, recibiendo la tarjeta
roja de expulsión.
Italia pasó a ser dueña de la pelota, aunque ya
era evidente que faltaban piernas para dar secuencia a las
jugadas ofensivas, a pesar de la generosa entrega de Pirlo,
Del Piero y Iaquinta.
Con los dos equipos completamente exhaustos, la squadra azzura
hizo valer sus nervios de acero en los tiros penales para
quedarse con el trofeo dorado.