Roma.- Italia entera, la futbolera y la
que no, se ha echado a la calle apenas constató el triunfo
de su selección ante la alemana en las semifinales del
Mundial que le ha dado el pase al combinado transalpino a
la finalísima del próximo 9 de julio
Apenas señalado por el colegiado mexicano Benito Archundia
la conclusión del partido, los italianos, con banderas
nacionales, bocinas, camisetas de su selección y los
más diversos objetos, han ocupado las principales calles
y plazas de sus respectivas ciudades, formando coloridos y
sonoros carruseles de coches y motocicletas.
Un caos circulatorio que en muchas de las plazas ha llevado
a la paralización casi total de sus centros y conllevado
una mayor presencia de la policía municipal, detalló
Efe.
Así, la romana Piazza Venezia o la turinesa San Carlo,
centros de reunión de los tifosi tras los partidos disputados
por Italia en el Mundial alemán, pronto se han visto
casi colapsadas.
Un notable contraste con el prácticamente desierto que
durante las horas del partido se vivió en las calles
de las ciudades y pueblos de Italia.
En Roma los escasos paseantes eran turistas extranjeros a
los que les importa más las maravillas de la ciudad que
el balón. Pero incluso más de un foráneo tuvo
problemas para acudir a sus restaurantes preferidos, pues
a la huelga de taxis que estos días se vive en ciudades
italianas se unió el cierre de algunos locales.
Para poder seguir el partido, muchos de los bares, cafeterías
y restaurantes italianos cerraron a primeras horas de la tarde
sus puertas para que sus dependientes pudieran seguir el Italia-Alemania
bien en sus domicilios o en las plazas donde los respectivos
ayuntamientos instalaron pantallas gigantes.
Los focos principales de seguimiento del partido se vivieron
especialmente en el Circo Massimo de Roma y en la Piazza del
Duomo de Milán. Allí, en sus aledaños, hubo
quien hizo su negocio con la venta de banderas italianas y
de trompetas.
En cada uno de esos dos lugares, de los más significativos
de cada ciudad, se reunieron más de cuarenta mil aficionados,
combinándose las banderas italianas con las de los seguidores
alemanes (en mucho menor número presentes) que también
acudieron a ellas a seguir en compañía las vicisitudes
de su respectiva selección pese al fuerte calor. Muchos
de los aficionados ya estaban allí desde varias horas
antes para coger sitio.
Curioso fue también el lleno ya anunciado desde días
en la característica Piazzetta de la turística isla
de Capri, donde los restaurantes y bares, que habían
instalado televisores, ya tenían casi agotadas sus reservas
desde hace días. Muchos de ellos de turistas alemanes.
Durante el partido se animó y se sufrió en los
centros de reunión de tifosi y en las casas. Pero cuando
todos pensaban iban a sufrir aún más con la ruleta
de los penaltis, llegaron los goles de Fabio Grosso y de Alessandro
Del Piero, prácticamente en el final de la prórroga,
y estalló el júbilo. Más aún cuando llegó
el pitido final de Archundia, que dio lugar al inicio de la
gran fiesta en las calles.
Miles de italianos han salido a las calles y la están
llenando de una explosión de ruido, cánticos y colores.
Al grito de "Campeones, Campeones, oe, oe, oe" y de "Italia,
Italia", han tomado las principales vías de las ciudades
en una noche que para muchos acaba de empezar y no tendrá
fin.
La historia se repite e Italia, nuevamente doce años
después, está en la final de la Copa del Mundo.