Múnich.- Francia venció hoy a
Portugal por una 1-0 en le semifinal disputada en Munich y
el domingo luchará por su segundo título mundial ante
Italia.
Zidane anotó a los 33 minutos el gol del triunfo
al transformar un penalti cometido por Ricardo Carvalho sobre
Thierry Henry.
El partido se había presentado como el choque entre
dos cerebros tácticos, los de Luiz Felipe Scolari y Raymond
Domenech. Sin embargo, empezó eléctrico y descontrolado.
Apenas habían transcurrido 30 segundos cuando el francés
Florent Malouda provocó el primer "oooh" en el estadio
con un disparo desviado, reseñó DPA.
Portugal no tardó en responder. Primero fue Deco, quien
no estaba dispuesto a pasar inadvertido en su regreso al equipo
tras cumplir en cuartos de final su partido de suspensión,
y luego Maniche. Pero el jugador del Barcelona se encontró
con Barthez y el del Chelsea lanzó alto.
Figo volvió loco a Abidal. El capitán portugués
ganaba siempre en su duelo con el lateral francés y apenas
transcurridos diez minutos ya había probado los guantes
del guardameta "blue" con un tiro con la zurda.
Fue entonces cuando los 22 jugadores reunidos en el campo
se dieron cuenta de que estaban disputando las semifinales
de un Mundial y decidieron tomarse un respiro. "¡Paremos esto!",
parecía gritar desde la banda Domenech.
Y el partido se calmó, lo que aprovecharon los 66.000
espectadores que llenaban el impresionante estadio de Múnich
para probar una ola humana. Sin embargo, cuando apenas había
logrado formarse, Thierry Henry recortó en el área
y Ricardo Carvalho lo derribó. Penal en el minuto 33.
Zidane se dirigió al balón. Lo colocó en el
punto de penal. Esperó el silbato del árbitro. Y
lanzó. Fuerte y a la derecha, imposible de alcanzar para
el parapenales Ricardo, que había sido el héroe
en la tanda final ante Inglaterra en cuartos.
El gran capitán francés ni lo celebró. Con
el semblante serio, volvió a su campo rodeado por Claude
Makelele y Lilian Thuram, que parecían decirle: "Todo
el mundo tranquilo, esto no hizo sino empezar". Zidane no
decía mucho, sólo asentía. Nadie necesitaba
más.
Por eso las arrancadas de Cristiano Ronaldo, abucheado cada
vez que tocaba el balón, o los disparos de Maniche no
descompusieron al ordenado equipo francés, que cedió
el balón esperando salir a la contra, al igual que hizo
ante España y Brasil.
Henry estuvo a punto de lograr un nuevo tanto apenas comenzada
la segunda parte en un rápido contragolpe, pero Ricardo
metió una mano milagrosa y el balón se fue a corner.
Y poco después el turno fue para el rapidísimo Ribery,
el benjamín del equipo, que encontró de nuevo la
respuesta del arquero luso.
Portugal dominaba, pero sus jugadas se perdían cerca
del área francesa, sin peligro, en continuas protestas
al árbitro. Francia parecía estar cómoda y
a Portugal se le reproducían los problemas.