Francfort.- Portugal reafirmó hoy que
es una de las favoritas en la Copa del Mundo Alemania 2006,
al avanzar a los octavos de final con una victoria de 2-0
sobre Irán, selección eliminada tras dar una lucha
sin cuartel en un partido por el grupo D plagado de fricciones.
El camino del triunfo lo abrió Deco, la figura de la
cancha, con un soberbio remate de distancia que clavó
en el arco iraní en el minuto 63, en tanto que Cristiano
Ronaldo lo consolidó al ejecutar con maestría un
tiro penal a los 80, en Francfort.
Hacía 40 años que los lusos no entraban en la segunda
ronda de un Mundial, desde su impactante campaña en Inglaterra
1966, cuando brillaba Eusebio, la "pantera negra", informó
AFP.
Los portugueses suman seis unidades en el liderazgo de la
zona, seguidos por México con cuatro y Angola con una,
en tanto los iraníes están en blanco.
Los asiáticos sortearon el temporal durante algunos
pasajes de este encuentro áspero, y parecía que
lograban su objetivo de llevar a los escarlatas a jugar en
terreno desconocido, el de la batalla física y la fuerza.
Los portugueses cayeron en esa trampa porque devolvían
golpe por golpe y hasta Deco fue amonestado por una jugada
violenta.
Deco se había erigido en el hombre que le imprimía
dinámica a los avances y quien entraba en acción
tanto para ponerle un pase preciso al más adelantado
Cristiano Ronaldo o directamente entrar al área para
la definición.
Un zurdazo suyo a quemarropa encontró el guante derecho
salvador del arquero iraní Ebrahim Mirzapour, en un súbito
duelo entre dos de los hombres de mayor relevancia en sus
respectivos equipos.
Mirzapour volvió a lucirse al taparle un enfrentamiento
mano a mano al moreno Miguel, quien había entrado al
área con feroz determinación y a la carrera para
sacar un furibundo derechazo. Pero en la segunda etapa sufrió
los dos impactos decisivos que echaron por tierra sus ilusiones.
Portugal le apedreaba la ciudadela a Irán hasta que
comenzó a enredarse en la telaraña que le habían
tejido en el medio juego Javad Nekounam, Ali Karimi y Andranik
Teymourian.
A medida que corrían los minutos, Teymourian se hizo
dueño y señor del sector central, desde donde lanzaba
pelotazos para los piques solitarios Mehrzad
Madanchi y Vahid Hashemian.
Hashemian fue el delantero que llegó a inquietar al
guardameta Ricardo con un cabezazo apenas desviado, en un
aislado momento de ataque profundo de los iraníes. Otra
vez Figo, como la tarde del triunfo sobre Angola (1-0), movía
con inteligencia y sabiduría los hilos del equipo, pero
de nuevo sin potencia para llegar a posiciones de gol.
La responsabilidad de penetrar en las filas enemigas fue
cayendo en Cristiano Ronaldo, quien jugó de menor a mayor,
desde sus deficientes intervenciones al comienzo hasta poner
en aprietos a los defensas con su habilidad.
Las fantasías de Ronaldo con el balón representaban
un rompecabezas que los defensores no podían resolver,
pero un exceso de individualismo y la falta real de compañía
en los avances lo dejaban finalmente a merced de los marcajes.
El delantero Pauleta tampoco lograba prender los motores
y algún desequilibrio podría provocar Nuno Valente
con sus proyecciones por los flancos, pero sin transformarse
en amenaza.
Irán se sostenía con Rahman Rezaei, quien aparecía
siempre bien plantado y solvente en el fondo, mientras que
Hossein Kaabi era un cancerbero tenaz. Pero los iraníes
repartían también golpes arteros, como un planchazo
en la cara que le propinaron a Figo.
Pero fue un misil de Deco, centrocampista del FC Barcelona,
el que le tiró abajo los esquemas, en el minuto 63, desde
unos 25 metros, junto a un poste, donde nada podía hacer
Mirzapour.
Irán tembló en sus cimientos, se desorientó
y casi enseguida, a los 80, le cometieron un penal a Figo
que Ronaldo convirtió en gol con un sutil remate lanzado
a un ángulo alto. No quedaba tiempo para la recuperación
y la resistencia iraní había terminado, tanto como
su ilusión de permanecer en el Mundial.
Ver
relato en vivo | Ficha
técnica