A pesar de la mala actuación en el último Mundial asiático, donde no pasó de la primera ronda, la selección de Portugal, de la mano del brasileño Luiz Felipe Scolari, empieza a ser ya una de las fijas en los acontecimientos futbolísticos de primer orden. Su segundo puesto en la Eurocopa-2004, que acogió como anfitrión y sólo perdió en la final contra Grecia en la prórroga (0-1), son prueba de ello, con una generación de jugadores de los años 90 que está dando paso a otra de más joven.
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