Berlín.- Alemania espera el duelo con
Argentina por el pase a semifinales como una verdadera prueba
de fuego para el proceso de renovación iniciado por el
entrenador Jurgen Klinsmann, y el propio entrenador asegura
que la selección enfrentará el examen saliendo a
la cancha con "mucha agresividad, pasión y optimismo".
Su capitán, Michael Ballack, se mostró seguro de
que Alemania superará la prueba, pero al tener que decir
en cuánto fijaba el porcentaje de probabilidad de que
Alemania superará a los argentinos, la cuota no fue muy
generosa y se quedó estancada en un 60 por ciento, con
un 40 por ciento para el equipo de José Pekerman.
En el duelo hay mucho en juego. Klinsmann admite que quedar
eliminados en cuartos de final, en un Mundial que se juega
en casa, no es suficiente para aplacar la ansiedad generada
con el buen fútbol ofrecido en las cuatro victorias que
celebraron en el torneo, y se aferra a la magia de las palabras
cuando asegura que el equipo "no ha pensado un solo segundo
en quedar eliminado".
En el fondo sabe que una eliminación abriría nuevos
espacios a la ahora acallada voz de los críticos de su
proyecto de renovación. Su optimismo radica también
en una necesidad.
Pero hay una verdad insoslayable. Desde el 2000 que no le
gana a un equipo de los llamados grandes, serie negra que
sin embargo, hacia afuera, para este plantel alemán no
tiene valor: "Estamos en un Mundial, en casa, las circunstancias
son completamente diferentes, los números no tienen mucho
valor", rechazaba hoy Ballack la verdad de las estadísticas.
"Alemania tiene mucho hambre de jugar tres partidos más
en este torneo", dijo Ballack en una rueda de prensa en Berlín
reseñada por DPA.
El capitán aseguró que el equipo "no siente miedo,
por más que el rival se llame Argentina y sea el equipo
non-plus-ultra del torneo", junto a Brasil.
Klinsmann, en la misma rueda de prensa, se mostró cauto
a pesar de todo el optimismo que trata de diseminar, dividiendo
en partes iguales las presiones sobre ambos equipos. "En los
dos países la afición espera mucho de sus equipos,
por eso no creo que nosotros tengamos una carga mayor que
el rival", dijo el entrenador, quien aseguró que el equipo
encara el encuentro "con mucho optimismo" pero que estará
obligado a llegar 'a sus límites' para alcanzar la meta.
Para el entrenador, que integró como delantero la selección
que ganó el Mundial de 1990 ganándole en la final
1-0 justamente a Argentina, teme que su proyecto de modernizar
el fútbol alemán pueda volver a tapar la euforia
desatada en los últimos partidos.
El portero Jens Lehmann recurrió hoy a un tono más
misionero: "Tenemos la misión de seguir adelante. Si
nos lo proponemos, lo lograremos. Es un valla muy alta la
que deemos superar, pero con decisión y convicción
lo lograremos".
El partido en sí será, según el análisis
del portero del Arsenal, "muy cerrado". "Los dos equipos juegan
muy organizados, es posible que termine empatado y se deba
recurrir a los penales", dice, sabiendo que esta es una especialidad
alemana, que logró imponerse las tres veces en la que
se enfrentó a la definicion desde los doce pasos.