Para el Comité Organizador el desarrollo del Mundial fue todo un éxito.
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(Foto EFE)
Berlín.- Si alguien dudaba aún del poder
del deporte, es de imaginar que Alemania 2006 lo habrá
dejado definitivamente sin argumentos, porque el Mundial que
se cierró ayer fue el mejor ejemplo de lo que sucede en
el globalizado tercer milenio cuando la pasión del fútbol
alcanza su cenit: millones de personas encuentran en el balón
la mejor excusa para disfrutar y olvidarse por un mes de las
miserias de la vida. Alemania 2006, como todos los grandes encuentros
deportivos de los últimos años, comenzaba bajo la
amenaza terrorista y dudas de diverso calado: desde el sistema
de venta de entradas hasta la preocupación por los neonazis,
pasando por el nada nimio tema del clima en el breve verano
alemán. Pero el certamen, con eficiencia alemana, fue superando
una a una casi todas las vallas.
Sólo en la venta de entradas se fracasó, ya que
el complejo sistema ideado no pudo ser puesto en marcha, y
el mercado negro floreció.
La FIFA, que tras marcar asfixiantemente al comité
organizador local finalmente se rindió a la evidencia,
no puede estar más feliz.
Blatter quiere ahora la profesionalización total
de los árbitros, pues admitieron que hacía falta
trabajar en este aspecto. Pero está por verse si
ese es el camino, porque la discusión por los arbitrajes
es inseparable de los mundiales.
Brasil, el gran candidato, fracasó, y Argentina,
que dejó el recuerdo de un buen fútbol, falló
en una doble vertiente: no supo definir un partido que
tenía controlado ante Alemania, y, peor aún,
se despidió del estadio olímpico de Berlín
golpeando a sus adversarios con patadas y por la espalda.
Sólo el inglés Wayne Rooney, pisoteando en
la entrepierna al portugués Carvalho, llegó
a semejante nivel.
Nivel similar al del botsbuano Ismail Bhamjee, miembro
del comité ejecutivo de la FIFA, que se dedicó
a revender entradas. No era el único que lo hacía
_la reventa estuvo a la orden del día en los
hoteles de varios equipos_, pero sí el único
que lo pagó con su puesto y el escarnio público.
Grandes como Oliver Kahn o Luis Figo anunciaron
su retiro de la selección, tras un Mundial
que deja como siempre abierto el debate futbolístico.
¿Se vio buen fútbol o no?
Los entrenadores _12 de ellos perdieron el puesto
tras el Mundial_ demostraron que no están
de adorno, porque fue el torneo de la neutralización
en el mediocampo.
Alemania 2006 y Alemania fueron una gran fiesta
lúdica, y al fin y al cabo de eso trata
el fútbol: de disfrutar jugando.
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