En la Copa Mundial de Suecia 1958, la máxima estrella
fue el francés Just Fontaine, quien guió a su equipo
al tercer puesto.
Fontaine nació en Marruecos el 18 de agosto de 1933
e inició su carrera futbolística en la Unión
Deportiva Marroquí. Posteriormente militó en el
Olympique de Niza (1953-55) y en el Stade Reims (1956-61)
donde consiguió su mejor nivel futbolístico, alcanzando
dos títulos de liga y una copa francesa.
Para el Mundial de Suecia, llegó como la máxima
esperanza de la delantera francesa. Y no defraudó. En
los seis partidos disputados por Francia en la Copa, Fontaine
marcó 13 goles, la máxima cantidad que se haya marcado
en un Mundial.
Su habilidad para filtrarse en el área, su potente disparo
y su letal habilidad para definir con la cabeza, le permitieron
marcar 27 goles en los 20 partidos que disputó con la
camiseta francesa. En la liga local marcó 163 goles y
terminó como goleador en las temporadas de 1958 y 1960.
Desafortunamente, Fontaine sufrió una fractura de tibia
y peroné que lo obligó a retirarse apenas a los
29 años de edad.