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(Foto Gil Montaño)
JOSE RUBICCO HUERTAS
EL UNIVERSAL
¿Dormir, hoy, hasta tarde? Qué va, no hay tiempo.
Se impone levantarse temprano, pese a que es domingo. Pero
no un domingo cualquiera, es 9 de julio, domingo de final.
Mientras muchos no ven la hora de marcharse al Centro Italiano
Venezolano en Prados del Este, para seguir las incidencias
del partido de la squadra azzurra contra Francia, en la
urbanización La Carlota, donde habita una parte representativa
de la colonia italiana llegada al país cuando corrían
los días de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez,
casi cinco décadas atrás, el movimiento ha sido
frenético.
Las últimas horas del sábado las dedicaron
a la compra de ingredientes para la elaboración de
la pasta hecha en casa, el vino, el pan (que no falte
el pan, más no francés), la ricotta, el pomodoro
(tomate) para las salsas y un sin fin de delicatesen.
Todo con tal de tener un festín en la mesa, para
luego ligar a Italia y más tarde tener la buona
fortuna de celebrar.
Los restaurantes de la zona no se han quedado atrás.
Attilio D'Amico, con sangre italiana en sus venas,
hijo de sicilianos y uno de los copropietarios de
Il Vesubio y el Lucky Luciano's, no se daba abasto
con el trabajo, lo mismo que los empleados, porque
quieren que todo salga a la perfección.
Con esto del Mundial ambos espacios han estado
llenos a rabiar. Ciertamente bajó un poco
la clientela tras la eliminación de Brasil
y otros conjuntos, pero cada vez que juega Italia
los dos recintos rebosan de gente. Igual que los
locales de alta gastronomía de Las Mercedes,
Altamira y La Castellana.
"Es increíble. Ha sido un revuelo todo
esto, más con la actuación de Italia.
Falta un paso, es un partido difícil, pero
tengo mucha fe en el equipo. Seguro que vendrá
mucha gente", advierte mientras revisaba con
cuidado el menú que se ofrecerá en
Il Vesubio, local que combina el sabor de la
alta cocina italiana, pero que ofrece como alternativa
el sushi.
"Son muchos años de espera por una Copa.
Hemos tenido una mala experiencia en los últimos
Mundiales, cuando eliminaron al equipo en
la tanda de los penaltis. Hay mucho deseo
reprimido, pero soy cauto, no quiero adelantarme,
primero hay que ganar y luego festejar", añadió
D'Amico, quien recuerda que la última
gran celebración en la avenida Principal
de La Carlota tuvo lugar en la década
de los ochenta, en ocasión del primer
scudetto ganado por el Napoli en el Calcio,
con Diego Armando Maradona.
"Es algo que no se me olvida. Luciano Boccia,
ya fallecido y padre de mi socio Luciano
hijo, cerró la calle, puso envases
como de 40 litros llenos de vino y regaló
pizza de su restaurante a todo el mundo".
Cuenta D'Amico que abrirán tempranito,
lo mismo que la mayoría en la zona,
pero no aceptan reservación. En cambio,
en el Lucky Luciano's, la pizzería
con horno de leña, sí tiene
algunos de los espacios de los salones
ubicados en la parte superior comprometidos
y dispuestos para que los paisanos no
se pierdan detalle alguno de la final.
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