Un pequeño ha generado un inmenso revuelo. Gabriel Otero, con apenas nueve aos, conoce al pie de la letra la historia de los mundiales de fútbol y vive con particular emoción cada partido del torneo en suelo teutón. Para él no existe la pena y su espontaneidad ante los micrófonos y las cámaras lo han hecho famoso.
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OSCAR MEDINA
EL UNIVERSAL
De entrada tiene un problemita: quiere ver perdiendo a Brasil.
Que sea caraquista se entiende: sólo tiene 9 años
y su papá también se cuadra con los de la melena.
Pero, que no le guste para nada el juego de los pentacampeones...
hay algo extraño ahí.
Estamos viendo el partido entre Alemania y Ecuador en el
bar de su padre, Ernesto Otero, tomando agua mineral _los
dos_ y comiendo cocosette _sólo él. Gabriel se
perdió los primeros minutos por un asunto de prioridades:
decidió que tenía que cortarse el cabello cuando
supo que le harían fotos.
Ya es un hombre de medios y debe cuidar su imagen pública.
Desde que a comienzos de junio se empezara a escuchar
hablando de fútbol con una autoridad y conocimientos
difíciles de encajar con la figura y la voz de un
niño de apenas nueve años, su sorprendida audiencia
fue en aumento: desde Radio Continente a 88.9 FM, hasta
los Runrunes de Nelson Bocaranda, el programa de Kiko
Bautista, la cabina de Erika De La Vega y Luis Chataing,
el estudio de Globovisión y las cámaras de Televén.
Sin intimidarse, Gabriel analizó selecciones,
habló de goles que se hicieron mucho antes de que
él naciera, hizo pronósticos basados en estadísticas
y en análisis de jugadores y mencionó datos
que ya quisiera recordar Lázaro Candal, dejando
a todos pasmados con semejante manejo de información
y vocabulario.
Y no fueron los únicos sorprendidos: "Yo me
quedé loco la primera vez", dice su padre: "Nunca
imaginé que él sabía todo eso de fútbol".
Hasta el 2010
Miroslav Klose fabrica su primer gol y
no lo vemos porque en ese momento Gabriel me
explicaba por qué Polonia le iba a encajar
dos goles a Costa Rica. Cuando vio la repetición
saltó de la silla y aplaudió. Ese
es su equipo: Alemania.
"Porque tiene un dream team en el ataque
con Miroslav Klose, Lukas Podolski y Michael
Ballack (menciona a los jugadores así,
con nombre y apellido); por ese juego de centros
al área, por sus cabeceadores que son
muy buenos y también por los chutes a
larga distancia, muchos jugadores tienen la
capacidad para chutar a larga distancia. Y
por los contraataques. A Alemania solamente
le falta un poco en la defensa. Lo que no
me gustó es que no pusieran a Oliver
Khan de titular, pero el que sabe es el técnico".
Inglaterra es su segundo favorito: "Por
el juego rápido, que no lo hacen sólo
Owen y Rooney, también está Lampard
que corre muchísimo. Además cabecean
muy bien y tienen a Beckham que es tremendo
centrador".
Así que al niño lo que le gusta
es el fútbol efectivo, sin mucho
adorno, dos, tres pases y al gol: "Cuando
juego PlayStation lanzo muchos disparos
desde afuera y en las caimaneras del colegio
también".
Por eso habla mal de Brasil: "No lo
veo bien. Creo que le va a pasar lo
que siempre le pasa a los equipos campeones,
que no llegan lejos. Brasil se puede
quedar en los octavos. Su ataque no
está bien, Ronaldo ya no rinde
tanto. No hay que negar que tiene sus
cuatro fantásticos _Kaká,
Ronaldinho, Ronaldo y Adriano_, pero
la estrella ha sido Kaká".
Mira con esos ojillos que transmiten
seguridad y suelta un ejemplo devastador:
"Una vez Brasil, no recuerdo ahorita
en qué juego, hizo 27 pases para
meter un gol". Para algunos eso es
arte, un tejido hermoso sobre el engramado,
pero para él es una muestra de
escasa efectividad, una pérdida
de energía. Muchacho descarriado:
esta juventud ya no aprecia las cosas
buenas.
Concede, sin embargo, que es inexplicable
que Francia hubiera derrotado a
Brasil en la final del 98: "Eso
fue muy raro. No me gusta decir
esto, pero me parece que hubo alguna
trampa". Tampoco tiene reparos en
decir barbaridades si se le azuza
un poco: ¿Cuál es ese
equipo al que ves y dices ojalá
que pierda? "Quiero que pierdan
Brasil y Francia, sobre todo Francia".
Es implacable con su sospecha del
98.
Seguro de que Alemania se lleva
la copa, ya está pensando
cómo hará en el 2010:
"En Suráfrica los juegos
deberían ser en la noche
porque el calor es terrible, y
los veríamos aquí en
la mañana", dice y se da
cuenta de la desgracia: "Me los
voy a perder por las clases".
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