París.- Francia quedó ayer embargada por un sentimiento de pena y orgullo herido tras la derrota de su selección en la final de la Copa del Mundo ante Italia, con los seguidores marchándose de los Campos Elíseos de París abrumados por la desazón y la tristeza. Los lamentos por perder en la finalísima por el máximo título del fútbol, tras un partido reñido, fueron palpables. La derrota resultó más dolorosa, ya que era el partido de despedida de Zinedine Zidane, un ícono nacional. Capitán y volante de la selección, "Zizou" cerró su carrera expulsado tras la final de Berlín. Un cintillo electrónico colocado en el Arco del Triunfo pasó mensajes: "Son nuestros héroes", "Gracias Les Bleus" y "Zizou, te queremos". Francia cayó 5-3 en definición de penales, después de empatar 1-1 en el tiempo reglamentario y el alargue. En las montañas del oriente de Argelia, cerca del pueblo agrícola de Aguemoune, de donde provienen los padres y familiares de Zidane, Fares Tadgenang apenas pudo contener las lágrimas al observar el partido en un bar cuyas paredes están empapeladas con carteles de Zidane jugando para varios equipos. "Zidane será mi ídolo hasta el final", dijo con la voz entrecortada. "Su recuerdo perdurará". El presidente francés Jacques Chirac se resistió a caer presa del desánimo. "No los voy a consolar, sino que simplemente los admiro y los estimo", dijo al canal de televisión TF-1 desde Berlín, donde vio el partido, reseñó AP. "No tienen motivos para estar tristes. Hicieron algo extraordinario que hizo vibrar a toda Francia", señaló. "Deben estar orgullosos de lo que hicieron". El técnico Raymond Domenech, sin embargo, consideró que sería una mala idea que el equipo marche hoy en los Campos Elíseos como se pautó. "No puedo quedar feliz siendo solamente finalista", dijo.