El bloque de Marcello Lippi devuelve la gloria a Italia tras 24 años de espera.
ESTEBAN ROJAS
EL UNIVERSAL
La tranquilidad de Gianluigi Buffon en la portería,
la seguridad del capitán Fabio Cannavaro en la defensa
y la efectividad de Gennaro Gattusso en sus tareas de contención
en el mediocampo, resultaron de nuevo decisivas para el triunfo
de Italia en la final, tal como ha sucedido a lo largo de todo
el Mundial de Alemania 2006.
La ofensiva tuvo a Andrea Pirlo como gran referencia sobre
un desaparecido Francesco Totti, quien estuvo to talmente
perdido sobre la cancha y apenas tocó el balón.
Hubo sacrificio, destacando el trabajo realizado por futbolistas
como Gianluca Zambrotta y Fabio Grosso, quienes subieron
poco para enfocarse en el trabajo defensivo. Su capacidad
para proyectarse no se vio, pero fue en beneficio del bloque
de Marcello Lippi, que mantuvo la misma contundencia que
hizo que Buffon apenas permitiera un tanto en camino a la
final del Olympiastadion.
El rival, Francia, llegó a dominar por completo
en la segunda mitad, pero no hizo daño. La tónica
se mantuvo en la prórroga para abrir la puerta a
la victoria en los penales.
Y, al mejor estilo italiano, aprovecharon su oportunidad
para marcar. Patrick Vieira se descuidó y lo pagó
muy caro.
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