El árbitro de la final es el cuarto latinoamericano en pitar un juego decisivo en los Mundiales.
Berlín. Hace un mes, el argentino Horacio Elizondo
creía haber alcanzado el punto culminante de su carrera,
al confirmarse que arbitraría el partido inaugural del
Mundial de fútbol de Alemania. Quizá pensó entonces
que ya podía retirarse tranquilo para por fin dedicarse
a editar sus poemas, la otra pasión de su vida. Pero la
verdadera cumbre llegará hoy.
Cuando Elizondo, profesor de educación física de
42 años, aficionado al golf y a la poseía, ingrese
a la cancha del estadio Olímpico de Berlín para
dirigir el partido entre Italia y Francia, la final de Alemania
2006, el mundo entero será testigo del momento más
brillante de su carrera.
"Pensaba que el partido inaugural sería el partido
de mi vida, pero ahora estoy increíblemente orgulloso
y feliz, pero también sin palabras, porque no había
soñado nunca con esto", dijo Elizondo al enterarse
de la misión que recibió de la FIFA.
Además de ser el primer argentino en dirigir una
final mundialista, Elizondo igualará hoy el récord
de su colega mexicano Benito Archundia, quien en Alemania
2006 se convirtió en el primer árbitro en comandar
cinco partidos en un mismo Mundial. Y eso no de casualidad.
Este año, tras las críticas a los malos arbitrajes
de CoreaJapón 2002, la FIFA vigiló de cerca
a los hombres que eligió para dirigir partidos.
Los errores fueron castigados con el alejamiento del
torneo, y los aciertos fueron premiados con nuevas designaciones.
"Nos basamos en el rendimiento, y no en la tradición",
dijo el secretario general de la FIFA, Urs Linsi,
al explicar el criterio utilizado para elegir a Elizondo
para la gran final.
Fue asimismo un premio para el argentino, quien
arrancó elogios por su actuación en el
partido inaugural entre Alemania y Costa Rica, el
9 de junio y, principalmente, en el duro duelo entre
Portugal e Inglaterra en cuartos, cuando no dudó
en sacar tarjeta roja a Wayne Rooney tras un pisotón
sobre Ricardo Carvalho. La final de hoy coronará
una carrera victoriosa iniciada hace catorce años.
La única sombra que podía opacar la
alegría de Elizondo era el hecho de que la
albiceleste de su corazón no alcanzara la
soñada final. Pero el argentino está
resignado.
Alemania, no obstante, queda en deuda en el
sector de los colegiados al no encontrarse sustituto
todavía al italiano Pierluigi Colina.
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