Alex Saldaña
Partía como el gran candidato a levantar la copa en
Berlín. Era el campeón de 2002 y tenía un equipo
plagado de estrellas. Los mejores jugadores del mundo juntos.
Pero en el fútbol la ambición juega un papel fundamental.
Y no se debe olvidar que algunos de los futbolistas que ya
fueron campeones en el último Mundial se han encontrado
ahora con cuatro años más y con menos velocidad,
movilidad y, sobre todo, con menos hambre de triunfos.
Y si Brasil no tuvo ambición, mucho menos practicó
ese jogo bonito que se supone tienen. No, la verdad es que
fue el gran fiasco de este Mundial. Y Ronaldinho el gran ausente.
¿Alguien supo de él?
Las cosas no estaban muy bien cuando Parreira cambió
la disposición de su equipo para enfrentarse a Francia.
Imagino que el recuerdo de 1998 tuvo mucho que ver.
Pocas veces antes se había visto a Brasil preocupada
por el adversario. Su forma de entender este deporte,
su tradicional sensación de superioridad, les impide
plantear un partido en función del rival.
Pero ante Francia, la preocupación del técnico
era controlar la zona ancha. No le importaba debilitar
su ataque con tal de igualar el número de jugadores
que Francia tenía en el centro del campo. Pero
los galos, guiados por la batuta de un magistral Zidane
_no te retires nunca, Zizou_, fue ganando terreno a
medida que transcurrían los minutos. Y ese dominio
se culminó con el gol, que evidenció la pasividad
de la defensa. Los jugadores franceses llegaron en superioridad
numérica y se aprovecharon de la falta de concentración
de los zagueros.
Los brasileños tampoco supieron frenar las jugadas
a balón parado. Y eso que estaban avisados. En
partidos igualados, la estrategia le había dado
buenos resultados a Francia, como sucedió ante
España, pero Brasil no anticipó.
Brasil no fue Brasil en Alemania. O quizá
sí, sólo que esta vez no tuvo la suerte
que acompaña a los campeones. Sufrió ante
Australia e incluso ante Ghana, cuando cosechó
un resultado tan contundente como injusto. Ghana
se mereció más. Pero a Francia le sirvió
para ver los puntos débiles de su oponente,
y Domenech, a pesar de las críticas recibidas
por dejar a Trezeguet en el banco, no dudó
en mantener su apuesta por un mediocampo fuerte
para aprovechar las carencias de la canarinha.
Y es que Brasil había jugado muy cómodo
hasta ese día y muchos partidos los había
ganado por el respeto que generan en el rival.
Pero no se forzó en ningún momento y
muchos de sus jugadores no estaban cerca de su
mejor nivel.
Hay un buen número de razones para explicar
su eliminación: es cierto que algunos jugadores
llegaron justos de fuerza y saciados de fútbol
después de una temporada plagada de éxitos
como tantos otros de otras selecciones. Que
Kaká y Zé Roberto jugaron fuera de
su posición habitual. Y que las características
del jogo bonito se basan en la técnica
y en los pases al pie.
Pero el fútbol también requiere
desmarques, movilidad y buen nivel colectivo,
algo que el equipo de Parreira no consiguió.
A falta de buen juego, Brasil confiaba en
llegar a la final apoyado en la inspiración
de sus mejores jugadores, pero ante Francia
también falló. Y ahora deben ver
los toros desde la barrera.
de EL UNIVERSAL. Si no lo eres, Regístrate aquí
El Universal no se hace responsable por las opiniones emitidas en este espacio. Los comentarios aquí publicados son responsabilidad de quién los escribe.
El Universal no permite la publicación de mensajes anónimos o bajo seudónimos.
El Universal se reserva el derecho de editar los textos y de eliminar aquellos que utilicen un lenguaje no apropiado y/o que vaya en contra de las leyes venezolanas.



Cómo anunciar |
Suscripciones |
Contáctenos |
Política de privacidad
Términos legales |
Condiciones de uso |
Mapa del Sitio |
Ayuda
El Universal - Todos los derechos reservados 2011
