CARACAS, martes 04 de julio, 2006 | Actualizado hace
A Lippi le ocurrió todo lo contrario con el famoso 4-1 ante Alemania.
Se desató una euforia, que todavía dura, entre la hinchada italiana. Los medios se ahorran las críticas al seleccionador, no se cuestiona su sistema de juego y sólo hay polémica sobre su decisión de no facilitar la alineación en la víspera de los partidos "para no dar pistas al enemigo". De resto, todo es paz y armonía, todos empujan el carro hacia el mismo lado.
Curiosamente, las únicas críticas a Lippi le llegan de fuera del país. La prensa extranjera sigue soportando mal el juego defensivo italiano y con cada encuentro de los "azurri" el comentario sigue siendo el mismo. El semanario alemán Der Spiegle habló de "forma parasitaria" a la hora de definir dicho juego; luego, retiró lo escrito.
Los italianos, habituados a estas críticas, responden con cierta ironía: "seremos criticados, pero ahí estamos, en semifinales". Y quién puede responder a esta cruda realidad cuando hasta los dueños del "jogo bonito", Brasil, están afuera.
Pero, por supuesto, que en vez de hacer mella, las críticas de la prensa alemana han reforzado el espíritu de grupo y de lucha.
Lippi pasa por ser un reformador en el "calcio". En contra de lo que se cree, no está ligado a un rígido sistema táctico.
Esa flexibilidad le permite atacar y defender con la misma rapidez y cohesión. Sus dudas siempre son las mismas, jugar con una o dos puntas, pero el sistema está bien engrasado y hasta ahora lo ha demostrado llegando tan lejos.
"Quien siga asociando el fútbol italiano al "catenaccio" (cerrojazo) debería replantearse su nivel de conocimiento en la materia", son las palabras del sabio Lippi, quien siempre tiene una buena frase para mandar a callar y hacer sentir vergüenza.
La táctica impera en el "calcio", pero Lippi la suaviza, con cambios de ritmo y rápidas transiciones de la defensa al ataque.
Cuando es necesario defender el resultado, todos trabajan en esa tarea. La sombra del "cerrojazo".