CARACAS, martes 04 de julio, 2006 | Actualizado hace
La derrota 4-1 ante Italia en un amistoso, representó un antes y un después en la evolución del equipo y de su técnico. A Klinsmann le llovieron palos por todos lados y se cuestionó desde sus sistemas de juego hasta la peculiaridad de que siguiera viviendo en California.
Incluso el "kaiser" Franz Beckenbauer, presidente del Comité organizador del Mundial, se unió a los varapalos, que aumentó días después por su ausencia del taller que reunió en Dusseldorf a representantes de las 32 selecciones del Mundial.
Beckenbauer acusó a Klinsmann de "malos modales" y criticó su sistema de rotar a los porteros, Oliver Kahn y Jens Lehmann. Además, llegó a advertir que esperaba ver a Kahn en la portería de Alemania en el partido inaugural de la Copa del Mundo.
La canciller alemana, Angela Merkel, llegó a mediar para reconciliar a Beckenbauer y Klinsmann.
El técnico dejó su residencia en California para regresar a Alemania. Se acabaron las comunicaciones por correo electrónico con los jugadores y los técnicos.
Klinsmann se afianzó en su puesto, aunque algunas de sus decisiones, como contratar preparadores físicos estadounidenses, convocar a David Odonkor y Oliver Neuville, apostar por Lehmann o insistir en jugar con una defensa de cuatro hombres, no gustaron al principio.
Todo cambio con los triunfos en el Mundial. De reformador incomprendido, pasó a héroe nacional cuando llevó a Alemania a semifinales. Hasta Beckenbauer se sumó a los entusiastas de la "Mannschaft".
Ahora nadie pone en duda su sistema de juego: cuatro defensas en línea, apoyada por cuatro centrocampistas cuando se pierde la pelota, rápidos ataques una vez recuperada la posesión. "Jugar rápido y hacia adelante", es la filosofía de Klinsmann. Parecen haber quedado en el olvido los días en que todos sus defectos eran insoportables y si gana el Mundial seguro tendrá una estatua.