Buehlertal.- La eliminación de Inglaterra de la Copa del Mundo significó el fin de dos eras el domingo. David Beckham ya no será el capitán de la selección inglesa, y Sven-Goran Eriksson ya no será su técnico. Beckham tuvo que contener las lágrimas cuando anunció que dejaba la capitanía del equipo. La emoción no era sólo por ceder la cinta de capitán. También era porque su carrera en los mundiales casi seguro llegó a su fin, y no podrá levantar el trofeo de campeón como lo hizo en 1966 el entonces capitán Bobby Moore. El mediocampista salió cojeando de la cancha a los 52 minutos por una lesión en la rodilla y estará de baja seis semanas. El tiempo regular y el complemento terminaron empatados sin goles y Portugal ganó 3-1 en la definición por penales. Beckham superó las críticas de la prensa británica y de ex jugadores, cuando anotó un excelente gol y dio el pase para otros dos en Alemania. Inglaterra en todo momento la tuvo difícil en este Mundial. Rooney se fracturó un pie a cinco semanas del campeonato y jugó bajo su nivel. Michael Owen llegó fuera de condición y se despidió después de tres partidos con una lesión en la rodilla. Por otra parte, Eriksson no pudo motivar a Frank Lampard para convertirlo en el arma letal que es con el Chelsea, o diseñar una estrategia para que se entendieran mejor en el mediocampo con Steven Gerrard. Rooney se las vio feas como único hombre de punta y Eriksson nunca le dio la oportunidad de probarse a su tercer delantero, Theo Walcott, un joven de 17 años que no ha jugado un solo partido en la Premier League. Irónicamente, Inglaterra jugó uno de sus mejores partidos en los cuartos de final. Y perdió.