El atuendo refleja el grado de pasión. Así lo creen muchos aficionados, quienes convierten en rito el momento de prepararse para ir al estadio. La ocasión se convierte en acto sagrado en el que se emplean horas en la selección de la ropa y los accesorios que se lucirán en la gran fiesta.

Mucho colorido es la consigna. Maquillaje llamativo, pelucas gigantes, camisetas cargadas de lentejuelas, bufandas, collares, pulseras, guindalejos de todo tipo, que brillen, que suenen, que sean sinónimo de felicidad, porque al final eso es el fútbol, además de emoción, magia y fantasía.

Durante la etapa de cuartos de final los fanáticos fueron fieles a sus hábitos. Así alemanes, argentinos, italianos, ucranianos, portugueses, ingleses, franceses y brasileños se presentaron en el estadio con sus mejores galas para aupar a sus héroes y el rito lo repetirán aquellos seguidores de las cuatro selecciones que ganaron el cupo para estar presentes en las semifinales que se inician el martes.

Quienes tuvieron la fortuna de disfrutar de la victoria pasearon orgullosos con sus atuendos después del juego por las afueras del estadio. Lucir una bonita indumentaria bañada por la gloria del triunfo es alcanzar el éxtasis para los fanáticos.

En este instante, los más eufóricos son los alemanes. Están en casa, entre los suyos, y los colores de su bandera invaden cada rincón. En Berlín, en la milla del aficionado, los anfitriones disfrutaron hasta el amanecer la victoria de su selección sobre Argentina, en un encuentro que fue señalado como de final adelantada.

Los aficionados alemanes, con tickets para las semifinales, ya planifican con sumo cuidado como irán ataviados para el juego contra Italia. Pero los italianos no se quedan atrás y toman previsiones para que los colores de la azurra se hagan sentir en un escenario, en el que, por razones obvias, estarán en franca minoría. Son cosas del fútbol.