Rafael Dudamel

Catenaccio

Sin un fútbol muy vistoso, Italia una vez más ha demostrado que tiene un estilo particular de jugar las grandes competiciones. Ser efectivos es su principal preocupación. Para muchos, obtienen resultados al borde del nerviosismo, que no permiten a sus fanáticos disfrutar hasta el pitazo final.

Disfrutamos de cada uno de sus jugadores en los grandes clubes, pero cuando están juntos en la selección siempre parecen quedar en deuda. Sin embargo, saben jugar el Mundial como pocos. Pero nos preguntamos hasta cuándo van a soportar las circunstancias y problemas extradeportivos que se le han presentado. Hasta ahora los han sorteado de muy buena manera, pero todos los días se suma uno diferente. Cuando se es jugador de alto rendimiento y se viste la camiseta nacional no hay más motivación que esa. Pero detrás hay unos seres humanos que tienen un aguante determinado. Sumado al cansancio físico y al estrés que genera la competición, uno no sabe si será en esta instancia cuando se rompa esa resistencia. Esperemos que no sea así. Son un grupo compacto, cuya meta es hacer olvidar lo sucedido antes del Mundial. Sólo con el título lo lograrán. Es una garantía, claro, tener en el banco a un hombre exitoso como Marcello Lippi. Ha demostrado que se gana con corazones calientes en el campo y cabeza fría en el banco. En cualquier caso, los seguidores de Italia preparan sus corazones para esta tarde. El sufrimiento está garantizado.