CARACAS, jueves 29 de junio, 2006 | Actualizado hace
Berlín.- El primer día se encerró
en su habitación y no volvió a salir. El segundo
regresó a los entrenamientos, casi mudo. Al séptimo,
hoy, se quebró: "Ya no puedo más, tengo que hablar".
Así acabó la carrera de Graham Poll, hasta hace
una semana uno de los árbitros mejor conceptuados del
fútbol europeo, pero retirado de la escena internacional
tras el inexplicable error de mostrarle tres tarjetas amarillas
al mismo jugador en el mismo partido, algo inédito en
la historia del Mundial.
"Lamento mucho lo que pasó hace una semana", dijo el
árbitro de 42 años a la cadena de televisión
Sky Sports, al tiempo que admitió que hubo noches enteras
en las que no durmió y en las que dudó de su capacidad.
"Es tiempo para mí de cerrar este asunto. Nadie fue
dañado por mi error, nadie murió", añadió
Poll, que era considerado en su país como uno de los
mejores árbitros.
Pero antes de llegar a esas certezas Poll atravesó un
pequeño calvario en la concentración de los árbitros
en Fráncfort.
"Los medios ingleses le hicieron la vida imposible", dijo
a DPA un hombre que vivió el día a día de Poll
a partir del desastre del partido de Stuttgart.
"Tenía guardia periodística las 24 horas del día
frente a su casa, su esposa se escabullía por el garage
o la puerta de atrás, la seguían a todas partes",
añadió.
Poll, que había arbitrado ya en el Mundial de Corea/Japón
2002 y en la Eurocopa 2000, debutó como árbitro
internacional en 1997.
Aquel partido del escándalo terminó con empate
a dos y la clasificación de Australia para octavos de
final, lo que evitó una protesta y la eventual repetición
del partido. Poll, criticado abiertamente por la FIFA, ya
no volvió a arbitrar.
El sensacionalista The Sun encontró a Simunic en Croacia,
y el jugador devaluó aún más la ya derruida
imagen de Poll.
"Cuando me puso la amarilla por segunda vez fue una confusión
total. Incluso yo me olvidé, en medio de la tensión
del partido, de que ya tenía una. Pero un minuto después
un compañero de equipo me preguntó que cómo
podía estar aún en el campo de juego, y entonces
me di cuenta", relató Simunic.
"Entonces me acerqué a Poll y le dije que ya tenía
dos tarjetas. No quiso hablar conmigo y me echó".
Poll, un hombre que a lo largo de su carrera mostró
ocho veces la roja en el último minuto del partido, reconoció
el error en su diálogo con la televisión británica.
"Estaba tan cansado en el minuto 90... Vi el video y no parecía
que fuera Graham Poll el que dirigía. Y ahora que lo
vi en DVD se repite una y otra vez en mi mente. Pensé
que iba a despertar, que era un mal sueño, pero es la
realidad".
Y esa realidad lo llevó a la decisión de hoy, tras
haber recibido anoche un llamado del presidente de la FIFA,
Joseph Blatter.
"Animo, mantenga la cabeza alta, la vida sigue. Usted es
uno de los mejores árbitros, pero entienda que teníamos
que reaccionar", le dijo Blatter a Poll tras haber dejado
al británico fuera del Mundial calificando de "inaceptables"
sus errores.
Además de sus compañeros de profesión, su
otro apoyo fue Ángel María Villar, presidente de
la comisión de árbitros de la FIFA y máximo
dirigente de la Federación Española de Fútbol.
Villar pasaba todos los días por su habitación y
le tocaba la puerta.
"¡Salga!", le decía a Poll el español, que como
no habla inglés necesitaba siempre la presencia de un
traductor.
"No puedo entender por qué los medios se ensañaron
tanto con él", fue la curiosa reflexión de Villar
tras el partido.
Poll llegará mañana a Londres, y la FIFA recibió
ya un aluvión de llamados de medios británicos preguntando
en qué vuelo y a qué hora.
"Mentalmente ya no soy capaz de arbitrar más", dijo
Poll un día después de cometer el error de su vida.
Hoy cree que sí podrá hacerlo "en casa", lejos de
los reflectores del Mundial. Pero quizás, de tan optimista,
esta vez se esté sacando a sí mismo la amarilla
de más.