ALEX SALDAÑA
El fútbol italiano _golpeado por la crisis de corrupción
que puede dar con los míticos Juventus, Milan y Lazio
en segunda división_ vive instalado en el escándalo.
Porque así debe considerarse lo sucedido ayer en el Fritz
Walter Stadion, y desgraciadamente un árbitro español
estuvo por medio de tan lamentable asunto. Se equivocó
Medina Cantalejo. Esa acción no es penalti. Y lo peor
es que estaba cerca y un hombre de su experiencia no puede
dejarse engañar por la caída de un jugador en la
prolongación de un partido y más si éste es
italiano. Y que no se moleste nadie, pero no descubrimos nada
si afirmamos que los "azurri" son maestros en la artes dramáticas.
Lo tenía mal, bastante mal, Italia. Estaba a un paso
de la prórroga, jugaba con diez por la acertada expulsión
de Materazzi (m. 50) _por cierto, lo que hizo este jugador
es para expulsarlo del fútbol de por vida_ y Australia
llevaba tiempo convencida de que estaba ante una situación
única para continuar escribiendo una maravillosa crónica
futbolística.
La más grande de su historia. Pasaban dos minutos
largos de los noventa reglamentarios cuando Grosso se fue
de Bresciano a empellones y al entrar en el área se
encontró con Moore, que salió al cruce desde el
suelo. El lateral italiano no dudó, buscó el cuerpo
del defensa y se dejó caer. El árbitro español
_sí, también en el arbitraje la historia de los
españoles es similar a la de su selección, que
falla en los instantes decisivos_ señaló penalti.
Los australianos se quedaron con tal cara de tontos que
ni siquiera intentaron comérselo, como hubiera sido
de rigor. Hasta en eso tuvo suerte el árbitro, porque
si es a la inversa, le dejan en cueros.
Totti, el hombre más desgraciado sobre el césped
por su suplencia _se le notaba en la cara hasta después
de marcar_ lanzó a romper y no dio tiempo ni para
sacar de centro. Italia estaba como siempre en cuartos
de final y Australia en casa. No fue justo. Los de Hiddink
se habían ganado a pulso el derecho de jugar la prórroga
y con un hombre más aspiraban a la victoria, pero
una decisión arbitral les privó de al menos
intentarlo.
Sí, fue lo de siempre. Nunca se ha destacado la
"squadra azzurra" por su buen juego. Y esta vez no iba
a ser diferente. De hecho, está jugando a un nivel
que, aunque parezca imposible y se hable de rizar el
rizo, se halla incluso por debajo de sus presentaciones
anteriores. Sólo Bufón parece estar a la altura
en un equipo en el que _y esto sí que es nuevo
en los italianos_ incluso la defensa duda. Ayer los
italianos se salvaron gracias a que los australianos,
todo lo que tienen de voluntariosos y físicos,
lo tienen de inocentes ante el gol _que se lo pregunten
a Brasil, si no. Viduka está para jugar al cricket
y Aloisi quizás entró un poco tarde. Aun así
buscaron la victoria guiados desde el banquillo por
un Hiddink en mangas de camisa, que no paraba de darles
órdenes a lo largo del encuentro.
Pero se toparon con un árbitro español
y con Italia, ese equipo antipático que juega
como siempre y, también como siempre, avanza
hasta las instancias finales sin que nadie se explique
muy bien por qué.
Es la historia de Italia, y no va a cambiar ahora.
Con lo bien que le va.
asalda01@yahoo.com
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