Consignas y cornetas resnaron ayer en La Castellana, urbanización que se convirtió en el epicentro de las emociones y celebraciones que explotaron tras la victoria de la selección de Alemania sobre Suecia.
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(Foto Paulo Pérez Zambrano)
ANA Y. TERAN LARA
EL UNIVERSAL
Los vecinos de La Castellana se estremecieron ayer con el
inmenso alboroto que armaron los seguidores de Alemania minutos
después de que la selección de ese país se alzara
con el triunfo ante el equipo de Suecia y asegurara así
su pase a los cuartos de final.
Y es que todo los que transitaron ayer por la calle José
Angel Lamas de Chacao pudieron ser testigos de la algarabía
y el entusiasmo que brotaban desde las instalaciones del restaurant
Chilis, ubicado en ese mismo sector, donde aficionados al
conjunto germano se dieron cita para disfrutar del importante
encuentro.
Como era de esperarse, tras el pitazo inicial, el silencio
y la concentración cobraron vida entre los presentes
para dar paso a la tensión y la excitación producidas
por las primeras acciones en la cancha.
Pero el nerviosismo esta vez duró poco pues al quinto
minuto un gol del alemán Lucas Podolski puso a vibrar
de alegría a todos los allí reunidos.
Banderas de distintos tamaños, camisetas blancas
con los nombres de las principales figuras del equipo,
bufandas y gorras eran los atuendos que adornaban la
celebración que se volvió mucho más efusiva
después de la segunda anotación que llegó
al minuto doce y que selló la victoria de los anfitriones
del Mundial en el primer tiempo.
Con el triunfo parcial asegurado, los fanáticos
aprovecharon el receso para intercambiar opiniones
y comentar las jugadas más importantes de la
primera parte.
Comenzada la segunda etapa, los ánimos y el
optimismo reinantes en el ambiente sólo pudieron
ser contenidos por la sentencia de penalti que fue
cobrada por el sueco Henrick Larsson, quien falló
el envío y terminó mandando la pelota
fuera del campo.
Después de ese susto el partido transcurrió
según lo esperado, los fanáticos disfrutaron
relajados de los últimos minutos. Al final,
todo fue fiesta y color. Los grandes festejaron
con cerveza y los chicos con refrescos y papas
fritas.
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