GIAN PIERO ROVAGNATI G.

EL UNIVERSAL

Inglaterra desea seguir el camino al campeonato y enfrenta hoy en Stuttgart a la sorprendente Ecuador que aspira continuar haciendo historia para su pueblo. Quizás para el mundo es una sorpresa que Ecuador esté presente en la segunda fase mundialista, pero para todos los suramericanos no. Los que vivimos de este lado del continente sabemos que los ecuatorianos lograron su segunda clasificación a un Mundial jugando, sin duda, en uno de los grupos eliminatorios más difíciles de todo el mundo. La Conmebol enfrenta en un solo sistema a 10 equipos de los cuales tres han ganado más de un campeonato Mundial, y los demás (excepto Venezuela) han acudido por lo menos una vez a la cita mundialista. Tomando eso como referencia podemos asegurar que Ecuador ya cumplió. Su meta era clasificar y lo lograron jugando un fútbol envidiable. Los de América mostraron un conjunto muy unido y bien parado en la cancha, sabiendo aprovechar los espacios dejados por el rival y siendo muy pero muy efectivo en el ataque. Las víctimas: Costa Rica y Polonia. Inglaterra tiene un perfil distinto. Los europeos llegaron a Alemania como uno de los máximos favoritos para ganar la Copa, pero las lesiones de sus hombres clave y el bajo nivel mostrado les han creado una presión inesperada. El primer aquejado fue Wayne Rooney, quien de milagro lo vemos en la cancha. Pero Michael Owen no tuvo la misma suerte. El delantero sufrió rotura del ligamento cruzado de una rodilla en el partido que su selección empató 2-2 con Suecia. Para colmo el equipo inglés no pudo generar un fútbol muy vistoso en la primera ronda y por consecuencia están obligados a arrollar. Si analizamos hombre a hombre, los ingleses se pierden de vista. Pero si el equipo no logra engranar sus piezas en los primeros minutos y Ecuador logra soportar el aluvión, el destino del encuentro puede cambiar. Inglaterra se juega la vida, Ecuador no tiene nada que perder pero muchísimo que ganar.