Bonn.- Zico, uno de los más grandes de la historia del fútbol brasileño, se despide en forma melancólica de Alemania 2006 sin haber logrado romper la 'maldición' que lo persigue en Mundiales de fútbol desde 1978, pero dispuesto a terminar su experiencia japonesa y ponerse por fin al frente de un club europeo. En su primera experiencia mundialista como entrenador el ex delantero del Flamengo y de la selección brasileña vio a la selección japonesa que armó a lo largo de dos años abandonar el Mundial con dos derrotas 3-1 ante Australia y 4-1 ante Brasil y un deslucido empate sin tantos con Croacia. "Entregué a ese equipo mi corazón y mi alma", lamentó tras la goleada que sepultó las esperanzas niponas de cumplir un buen papel en el Mundial y de repetir el resultado de Corea/Japón, cuando sobrevivieron hasta los octavos. "Desafortunadamente, no se pudo", volvió a lamentar Zico, quien sin embargo se manifestó convencido de que hizo el mejor trabajo posible con un plantel que, según insiste en recordar, no forma parte de las 'selecciones tradicionales' del fútbol mundial. "Todo tiene un comienzo, y yo empecé mi trabajo en Japón. Si no logré resultados ahora, eso no cambia nada. Otros grandes entrenadores tampoco lograron resultados de inmediato. Nadie empieza en la cima", sostuvo. Quizás ya cansado por haber pasado dos años entrenando a jugadores de escasa empatía con el balón, Zico ahora sueña con volar más alto, con saltar a un equipo en Europa. "Mi compromiso con Japón concluyó aquí", reiteró el ex jugador, quien sin embargo no reveló más detalles que pudieran confirmar o desmentir los rumores de prensa según los cuales estaría negociando un contrato con un club español. De todas formas, el deseo manifestado de trabajar en Europa revela que, pese a las frustraciones acumuladas, el técnico de 53 años de edad sigue dispuesto a buscar títulos, aunque posiblemente ya no en un Mundial.