En unas de las salas de Cines Unidos, de El Marqués, parciales de Brasil, cómodamente instalados, disfrutaron con el "Jogo Bonito" de la canarinha ante Japón, que dijo adiós al Mundial. Mientras, la prensa mexicana cuestionó el desempeño del once azteca y ya casi todos los equipos se preparan para los octavos de final.
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(Foto Vicente Correale)
JOSE RUBICCO HUERTAS
EL UNIVERSAL
No hay que hacer esfuerzo. Sólo acomodarse a gusto,
hundirse en la mullida butaca, relajar el cuerpo, alzar la vista
y disfrutar del espectáculo.
La mayoría coincide: vivir los partidos del Mundial
en alguna de las salas de cine de Caracas, habilitadas para
tal fin, es una gran experiencia.
El juego Brasil-Japón (siempre Brasil, dirían
algunos) no fue la excepción. La sala 7 de Cines Unidos
de El Marqués estaba casi abarrotada, con gente de
todas las edades, porque el espectáculo es clase A.
Los rostros de adultos, jóvenes y niños se confundían
entre la luz tenue.
Las emociones del partido estaban aderezadas con los
combos de cotufas, golosinas, refrescos y hasta cervezas,
con el añadido de poder ordenar sin tener que pararse
del asiento, porque hay unos muchachos que prestan el
servicio. Vaya comodidad.
Para sentirse en ambiente, a la llegada, quienes van
a ver el partido reciben una especie de quiniela en
la que deben acertar el resultado del primer tiempo.
La recompensa, si lo logran, unas entradas de cortesía
para un próximo juego. O una película.
Uno que otro empleado del cine se daba una escapadita
para echar un vistazo y ver cómo iba el juego.
Claro, previo consentimiento de su jefe.
Mientras, la concurrencia, acomodada cual estado
en miniatura, por la disposición escalonada
de las butacas, disfrutaba del choque. Hasta un
conjunto de samba estaba presto para celebrar los
goles, a la espera del "Jogo Bonito", ausente en
los partidos previos de la canarinha.
Aplausos una y otra vez en la sala, en cada ataque
de Brasil, pero el gol japonés, que abrió
el marcador, impuso el silencio. "El mundo está
al revés", decía el narrador.
Pero duró poco, la verdeamarilla arrolló,
vino el primero, el segundo, el tercero, el
cuarto, la samba, la fiesta, la alegría.
Y es que los goles también se disfrutan
en el cine.
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