JOSE RUBICCO HUERTAS

EL UNIVERSAL

Ellas, las tres amigas, no se lo querían perder. Igual que el resto, un público en su mayoría de corte juvenil, quizás por lo temprano del juego. Las tres adolescentes que pidieron permiso para faltar a sus clases y que se encontraron en el Centro Italiano Venezolano creían ciegamente en las posibilidades del equipo, en el talento de sus jugadores e hicieron caso omiso a las voces agoreras de algunos paisanos, que se mostraban escépticos en torno a un resultado positivo ante República Checa. Valeria Perrino, Valeria Puchetti y Stefanía Ciervo se juntaron en el auditorio para disfrutar del choque. También sufrieron, porque el juego dio para eso, para emociones cual montaña rusa. El trío de jovencitas no paró de gritar en las primeras de cambio, con ese torrente de juventud que llevan por dentro. No obstante, el entusiasmo, por momentos, dio paso a la impaciencia. Luego, el ambiente se tornó tenso cuando Alessandro Nesta tuvo que salir por lesión y fue reemplazado por Marco Materazzi. Minutos después, la preocupación aumentó: en el otro partido, en un grupo con todo por definir, llegó el gol de Ghana. Las tres chicas no lo podían creer. Tampoco el resto de la concurrencia en el salón principal, pero esto duró muy poco porque en un abrir y cerrar de ojos Italia pasó a ganar. El temor quedó atrás y el único interés se centró en ligar el segundo tanto. La expulsión del checo Jan Polak, segundos antes que concluyera la primera mitad, no hizo sino llenar a optimismo a los parciales italianos. Tras la pausa del descanso, las dos Valerias y Stefania siguieron animadas y no pararon hasta el final, celebrando con frenesí el tanto de Inzaghi, que marcaba la clasificación de primero en la llave, evitando a Brasil. Una fiesta se desató en el club, mientras otros vestían a sus vehículos con la bandera italiana, prestos para salir en caravana. Valeria Perrino no hacía más que decir: "se los dije, se los dije. Había muchos que no confiaban pero este equipo está para grandes cosas". Euforia colectiva, la azzurra había ganado. Es un paso, pero ahora es cuando falta.