ESTEBAN ROJAS

EL UNIVERSAL

Ganar es la única opción de Francia tras su decepcionante comienzo en Alemania 2006. La selección gala cada vez se aleja más de aquel equipo campeón en 1998 y la sombra de una decepción similar a la sufrida por su prematura eliminación en Corea-Japón 2002 vuelve a atormentar a los "bleus". El partido de hoy contra Togo llega con la obligación de una victoria al menos con dos goles de diferencia para clasificar a los octavos de final sin depender de nadie. Casualmente Zinedine Zidane cumple 34 años y no habría mejor regalo que avanzar, mantener vivo el sueño de retirarse por la puerta grande. Sin embargo, "Zizou" no estará en la cancha tras haber recibido su segunda amarilla en la cita germana en una insólita entrada durante el partido ante Corea del Sur (1-1). Franck Ribery tendrá que ser el líder en el mediocampo de Francia y el técnico Raymond Domenech al fin alineará juntos a los delanteros Thierry Henry y David Trezeguet en un ambiente cargado de polémica por su decisión de mantener al segundo en el banco en las dos primeras jornadas. Evitar el fracaso está en sus propias manos, pero su jue go deja demasiadas dudas.