Rafael Dudamel

Mercancía

Sabemos que el fútbol es una disciplina que muchos hemos escogido como profesión. Una carrera que no amerita ir a la universidad pero requiere de mucha más dedicación.

Estoy preocupado por la cantidad de partidos que disputan todos y cada uno de los jugadores durante el año. Han sido muchos los lesionados en los encuentros previos al Mundial y también los que se han lastimado durante la competición. Entonces me pregunto ¿qué podrá ser? Y la respuesta viene rápido a mi cerebro. Sin duda es una consecuencia del cansancio por la continuidad del juego y el estrés generado por ser un deportista de alta competencia que debe rendir al máximo. Nosotros los jugadores estamos conscientes que debemos salir a la cancha a entregar el todo por el todo. Pero hasta cuándo se va a explotar al ser humano. Muchas veces los dirigentes se olvidan que no somos máquinas y sólamente se preocupan por el producto en el que se convierte un jugador. El fútbol se ha comercializado a tal nivel, que los jugadores deben responder exclusivamente al club al que pertenecen. El caso de Wayne Rooney, quien por poco queda marginado del Mundial, trajo mucha cola ya que su equipo el Manchester United amenazó con demandar a la Federación de Fútbol de su país en caso de una reincidencia en su lesión. Pero al club no le interesa la intención de Rooney de representar a su país y más bien le crea una presión psicológica adicional como profesional. Muy bien por Rooney que decidió acudir al llamado de su selección. Creo que el fútbol necesita una pausa, un espacio para darle descanso físico y mental al jugador.