JOSE RUBICCO HUERTAS

EL UNIVERSAL

Tras las dos primeras incursiones exitosas de la selección de Ecuador, Luis Yauripoma, nativo de ese país pero residente en Venezuela hace 13 años, se dio una escapadita para ver el partido frente a Alemania. No sentía presión, porque el equipo ya estaba clasificado a octavos de final y el juego lo único que definía era el primer lugar del grupo. Pero qué buena la ocasión para juntarse con otros paisanos y verlo en la tribuna del Centro Comercial San Ignacio. Allí, entremezclado con seguidores del once alemán, que le superaban en número, Luis siguió atento las incidencias, acompañado de su pequeño hijo, ilusionado con la posibilidad del triunfo, pero el gol tempranero germano lo hizo despertar. Luis, con su franela amarilla, al igual que la mayoría de los hinchas ecuatorianos, no perdió las esperanzas, tenía mucha fe y con las manos en el rostro, como si estuviese rezando, esperó paciente por el empate, pero éste nunca llegó. Los alemanes le hincharon la cara al encuentro y Ecuador, sin muchos de sus titulares, no fue efectivo. "Bueno, no siempre se puede ganar, pero este partido no era tan importante para nosotros. El que importa es el que viene. Allí es donde el conjunto tiene que emplearse con todo. No me siento desilusionado con este resultado, Ecuador jugó con muchos suplentes porque había que cuidar a los titulares, pero creo que podemos seguir avanzando, pese a que ya hemos llegado lejos". Como reza la conseja popular, pese al 3-0, al mal tiempo buena cara.