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CARACAS, miércoles 21 de junio, 2006 | Actualizado hace
 
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Nedved dispuesto a sentenciar a Italia
  DIARIO
miércoles 21 de junio de 2006  12:00 AM

Berlín.- El partido de mañana entre Italia y República Checa es crítico para las aspiraciones de ambos equipos de avanzar a los octavos de final del Mundial Alemania 2006, pero para el checo Pavel Nedved, volante de la Juventus, podría serlo mucho más si elimina al país que lo acogió hace diez años y lo convirtió en una estrella. La "squadra azzurra" necesita un punto para asegurarse la clasificación a la siguiente ronda, mientras que los checos estarán más presionados por el triunfo, porque un empate podría dejarlos fuera si Ghana vence a Estados Unidos en el otro encuentro del Grupo E. Balón de Oro 2003, Nedved, de 32 años de edad, acaba de consagrarse bicampeón con la Juventus de Turín y goza del mejor prestigio en Italia. Sin embargo, Nedved podría pasar del cielo al infierno en 90 minutos si elimina a la selección italiana del Mundial y repite las historias del argentino Diego Maradona en 1990 y del surcoreano Ahn Jung-Hwan en 2002, reseñó la agencia AFP. Maradona llegó al calcio en 1984 y revolucionó al Napoli, al que convirtió en una potencia ganando scudettos y títulos internacionales. Nadie lo discutía hasta que el niño terrible argentino dividió a los tifosi en el estadio San Genaro de Nápoles cuando jugaban Argentina-Italia por semifinales. "Los napolitanos son lo peor todo el año y ahora que los necesitan les piden apoyo", dijo el 10 antes del encuentro. El pleito terminó con victoria albiceleste por penales y con Italia mirando la final de "su" Mundial por televisión. ¿Qué sucedió luego? En 1991, Maradona se tuvo que ir de la península ensombrecido, tras un control antidopaje positivo y su amor con Italia terminó. Por su parte, antes de la Copa del Mundo-2002, el Perugia italiano puso los ojos en el delantero surcoreano Ahn Jung-hwan. Llegar al calcio con un contrato de cuatro años y con un sueldo de 700.000 dólares anuales para el jugador era como un sueño cumplido. Pero también marcar para su país en un Mundial. De hecho, lo hizo con un gol de oro contra Italia en octavos de final del Mundial Corea-Japón 2002. Fue héroe nacional surcoreano, pero para los tifosi se trató de un traidor. La "vendetta" llegó rápido, de parte del presidente del Perugia, Luciano Gaucci, quien dijo que el surcoreano había "humillado y ofendido al país que lo acogió. No lo quiero ver más". ¿Se repetirá la historia?

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