Berlín.- El partido de mañana entre Italia
y República Checa es crítico para las aspiraciones
de ambos equipos de avanzar a los octavos de final del Mundial
Alemania 2006, pero para el checo Pavel Nedved, volante de la
Juventus, podría serlo mucho más si elimina al país
que lo acogió hace diez años y lo convirtió en
una estrella.
La "squadra azzurra" necesita un punto para asegurarse la
clasificación a la siguiente ronda, mientras que los
checos estarán más presionados por el triunfo, porque
un empate podría dejarlos fuera si Ghana vence a Estados
Unidos en el otro encuentro del Grupo E.
Balón de Oro 2003, Nedved, de 32 años de edad,
acaba de consagrarse bicampeón con la Juventus de Turín
y goza del mejor prestigio en Italia.
Sin embargo, Nedved podría pasar del cielo al infierno
en 90 minutos si elimina a la selección italiana
del Mundial y repite las historias del argentino Diego
Maradona en 1990 y del surcoreano Ahn Jung-Hwan en 2002,
reseñó la agencia AFP.
Maradona llegó al calcio en 1984 y revolucionó
al Napoli, al que convirtió en una potencia ganando
scudettos y títulos internacionales. Nadie lo discutía
hasta que el niño terrible argentino dividió
a los tifosi en el estadio San Genaro de Nápoles
cuando jugaban Argentina-Italia por semifinales.
"Los napolitanos son lo peor todo el año y ahora
que los necesitan les piden apoyo", dijo el 10 antes
del encuentro.
El pleito terminó con victoria albiceleste
por penales y con Italia mirando la final de "su"
Mundial por televisión. ¿Qué sucedió
luego? En 1991, Maradona se tuvo que ir de la península
ensombrecido, tras un control antidopaje positivo
y su amor con Italia terminó.
Por su parte, antes de la Copa del Mundo-2002,
el Perugia italiano puso los ojos en el delantero
surcoreano Ahn Jung-hwan. Llegar al calcio con
un contrato de cuatro años y con un sueldo
de 700.000 dólares anuales para el jugador
era como un sueño cumplido.
Pero también marcar para su país
en un Mundial. De hecho, lo hizo con un gol
de oro contra Italia en octavos de final del
Mundial Corea-Japón 2002. Fue héroe
nacional surcoreano, pero para los tifosi se
trató de un traidor. La "vendetta" llegó
rápido, de parte del presidente del Perugia,
Luciano Gaucci, quien dijo que el surcoreano
había "humillado y ofendido al país
que lo acogió. No lo quiero ver más".
¿Se repetirá la historia?
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