La colonia espaola se reunió en la Hermandad Gallega, en Maripérez, y sufrió viendo el partido de España ante Túnez. Sus compatriotas al otro lado del oécano, en la madre patria, los acompañaron en el sentimiento por calles y avenidas. Al final todos pudieron cantar victoria y seguir soñando con conquistar La Copa.
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(Foto Gil Montaño)
MARIA JOSE REY PALERMO
EL UNIVERSAL
La resaca del 4-0 ante Ucrania estaba allí. El partido
ante Túnez no había comenzado y el ambiente en la
Hermandad Gallega era como si España ya estuviese ganando
por goleada. Aplausos cuando la selección sale a la cancha,
pitos cuando terminan de cantar el Himno Nacional, y un solo
coro: "¡España, España!".
La confianza en el triunfo era más grande que el recinto,
pero Túnez tenía preparada una sorpresa, a los
ocho minutos Jaouhar Mnari puso el 1-0 para los tunecinos,
y todo el mundo a callar. ¡Tremendo balde de agua fría
y aquellas caras de gol en contra!
En una mesa del fondo estaba el señor Jesús
con un amigo, ninguno daba crédito a lo que sucedía.
Y unas mesas más allá Gloria culpaba al portero
Iker Casillas, porque ella es del Barcelona y no soporta
al guardameta del Real Madrid. Mientras el esposo de una
amiga suya se agarraba la cabeza, no sabía qué
era peor, que España perdiera o que esta mujer hablara
de fútbol, pero no decía nada porque la amargura
era más grande.
Jesús le daba vueltas al vaso mientras movía
la cabeza negando descorazonado, y su amigo José
trataba de calmarlo: "Gallego, tranquilo que te va a
dar un infarto. España está jugando bien,
domina el partido claramente".
Jesús no aguantó: "Sí claro, pero
si no meten goles igual estamos fritos". El primer
tiempo transcurría y los goles de España
no llegaban, el silencio daba la hora, y los susurros
eran maldiciones contenidas por el horario infantil.
"¿Qué hará Aragonés agarrándose
la cabeza, lo que tiene es que ver el partido y
hacer los cambios, ya es hora. Tiene que sacar a
ese "Niño" (Torres) y además Raúl
que no está en forma", comentaba Jesús,
realmente para él mismo.
El pesimismo era generalizado, todos comenzaban
a recordar aquel 4-0 como un espejismo, y una
abuela daba la campanada: "Siempre es igual, no
servimos pa' nada".
Pero llegó el minuto 71 y Raúl vendría
a rescatar la esperanza. "Gooooolllll de Raúl,
viste es que él no estará bien, pero
cómo suda la camiseta, por eso tiene que
estar en la cancha", dijo Jesús eufórico.
Cinco minutos más tarde el "Niño"
le haría tragar sus opiniones poniendo
el 2-1, pero ya Jesús estaba soñando
con el Campeonato, otra vez, y no se acordaba
de sus palabras.
"¡Ahora sí, vamos España, uno
más para asegurar!". Y llegó,
con un penal cobrado por Torres. La furia
se desató, una vez más, y del
primer tiempo ya no quedaba nada, el rival
desdibujado había perdido todo su poder
atemorizador, Túnez ya no era tan duro
como se veía. La selección volvía
a enamorar y el coro de la Hermandad volvió
entonar: "Laaaa, lara, lara, laaaa, qué
vivaaaaaa Españaaaaaa!".
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