ESTEBAN ROJAS

EL UNIVERSAL

La magia de Ronaldinho y Brasil es la gran ausencia del Mundial de Alemania 2006, pero la canarinha cumplió avanzando a octavos de final. Y es que a falta de "jogo bonito", se abre paso el "jogo efectivo": oportunidad a la vista, oportunidad aprovechada. Así se ganan partidos y también campeonatos mundiales, que le pregunten a la Italia de Paolo Rossi dejando en el camino al vistoso Brasil de Sócrates y Zico en España 82, por ejemplo, o a la Alemania que enfrentó con éxito a la recordada "Naranja Mecánica" de Holanda y Johan Cryuff en la final del 74. La contundencia ha sido la virtud de un equipo que extiende a nueve su récord de victorias consecutivas en la gran cita del fútbol internacional, una cadena que se inició en Corea-Japón 2002. Mientras los aplausos van para la espectacularidad de Argentina y España _combinan buen juego y resultados_, los brasileños también ganan. Al final eso es lo que im porta: salir con un triunfo. La canarinha lo ha hecho. Goles de Kaká, Adriano y Fred valen 6 puntos y el liderato del Grupo F a falta de una jornada. El número de oportunidades creadas no ha sido alto, el dominio que muchos esperaban no ha existido, pero la efectividad ha sido máxima. Es verdad que Brasil se encontrará pronto con rivales más fuertes que Croacia y Australia, a quienes dominó 1-0 y 2-0, respectivamente, pero no es menos cierto que hombres como Ronaldinho, Kaká, Adriano y el mismo Ronaldo _a pesar de su poco brillo en el inicio de la Copa del Mundo_ tienen el talento suficiente para cambiar un partido en un minuto. Y tampoco hay que olvidar que, en el banco, jugadores como Robinho y Juninho Pernambucano están listos para recibir un chance. Brasil no encuentra la varita mágica, pero los fríos números le dan la razón a la decisión del entrenador Carlos Alberto Parreira de mantener su bloque, incluyendo a Ronal do. Al menos por el momento.