CARACAS, lunes 19 de junio, 2006 | Actualizado hace
Rafael Dudamel
Efectividad brasileña
Cuando uno ve a una selección como Brasil llena de estrellas
e individualidades como Ronaldinho, Kaká, Adriano o Ronaldo,
lo menos que puedes esperar es goles, y que se contagiasen
de Argentina que goleó en su segundo encuentro.
Pero los brasileños han dejado claro que el partido
es un tema de efectividad y de esta manera lo resuelven. El
seleccionador Carlos Alberto Parreira lo que pide primero
es jugar bien, controlando el balón, pues es la mejor
manera de llegar al arco rival y de esta manera lo hacen.
Así fue en el Mundial de Estados Unidos 94, cuando
Brasil ganó de a poco sus partidos, llegó hasta
la final, y se coronó Campeón del Mundo. Uno admiraba
el juego de otras selecciones, mientras que los brasileños
ponían los resultados, uno detrás del otro.
A Brasil le persigue la exigencia de su pueblo por ganar
la sexta Copa del Mundo y hacia allá van. En eso
no hay la menor duda. Aunque uno se pregunte hasta qué
punto favorece apegarse a la efectividad y dejar ese sin
sabor en los aficionados, quienes piden que su selección
juegue como acostumbra a hacerlo en las eliminatorias
al Mundial.
Brasil te duerme con un ritmo de partido que crees
que no te hace daño y cuando vuelves a ver tienes
dos goles en contra. Se saben tan superiores a los rivales
que se dan el lujo de escoger el momento en el que aprietan
para poner el marcador a su favor.
Brasil va a mostrar ese fútbol dinámico
y espectáculo en la medida en que el rival se
ajuste a ese guión. Parreira no quiere riesgos
de ponerse a jugar para el público y luego caer
derrotado con una dolorosa eliminación.