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Kaiserslaurtern.- Vincenzo Iaquinta y Alberto Gilardino
consideraron "excesivo" utilizar el término "guerra"
que había escogido el estadounidense Eddie Johnson para
referirse al partido Italia-Estados Unidos, pero la batalla
que realmente se libró ayer en el terreno de juego se
pareció mucho a un conflicto bélico.
Tres expulsiones y cuatro tarjetas amarillas, un jugador
(Brian McBride) con el pómulo partido de un codazo
y otro (Andrea Pirlo) con el tobillo malherido por una entrada
alevosa de Pablo Mastroeni revelan que sobre el terreno
de juego del Fritz Walter stadion hubo algo más que
abrazos.
Eddie Johnson abrió la caja de los truenos cuando
habló de guerra contra Italia para ilustrar con un
vocablo explícito la táctica de asalto a la
bayoneta que pensaban emplear en un partido en el que
se jugaban casi todas sus opciones de seguir con vida
en el Mundial.
"La palabra guerra me parece excesiva, aunque en realidad
para los americanos el partido será de vida o muerte
y para ellos será como ir a una guerra, pues si
pierden están fuera", opinó Iaquinta antes
del partido, reseñó Efe.
Por si el encuentro no tuviera, en sí mismo,
suficientes connotaciones bélicas, el equipo
de Estados Unidos se alojó, durante su estancia,
en Kaiserslautern, en la base aérea militar de
Ramstein, donde residen 50.000 estadounidenses entre
personal civil y militar.
El terreno de juego fue, en efecto, el escenario
de una verdadera batalla. Ya en el primer minuto
hubo dos faltas. En el 28, Daniele de Rossi partió
el pómulo de un codazo a Brian McBride, que
sangraba abundantemente, y el árbitro, el uruguayo
Jorge Larrionda, mandó al italiano al camerino
mientras éste se llamaba a escándalo intentando
expresar que no había sido para tanto.
Transcurría el 45, Pablo Mastroeni, de evidentes
raíces italianas a juzgar por su nombre,
se tomó el desquite con una entrada alevosa
al tobillo de Andrea Pirlo, que fue retirado en
camilla en medio de vivos gestos de dolor. El
estadounidense se fue a las duchas por orden del
árbitro.
Horrorizado, tal vez, con los excesos que estaba
viendo sobre el terreno, y tal vez en previsión
de mayores males, el árbitro expulsó
en el minuto 47 al estadounidense Eddie Pope
por una entrada a Alberto Gilardino que, en
comparación con muchas otras acaecidas
a lo largo del encuentro, podía calificarse
de amistosa.
Con dos jugadores expulsados por el bando
estadounidense y uno más por el italiano,
el partido transcurrió entre sobresaltos
hasta el final.
Los goles fueron de Gilardino, en el minuto
22 para Italia, y Estados Unidos igualó
con autogol de Zaccardo (27).0EMILIO
MORENATTI/AP
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