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CARACAS, viernes 16 de junio, 2006 | Actualizado hace
 
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Parciales de Trinidad soñaron en voz alta hasta el minuto 83
JOSE RUBICCO HUERTAS3 |  DIARIO
viernes 16 de junio de 2006  12:00 AM

JOSE RUBICCO HUERTAS

EL UNIVERSAL

Para las hermanas Marín, al igual que para el resto, fue un sueño de 83 minutos. El empate logrado hasta ese instante del partido tenía sabor a triunfo histórico, tomando en cuenta el rival, un gigante como Inglaterra. Sólo que en el fútbol los grandes no perdonan y por lo general terminan saliéndose con la suya. Eso lo vivió ayer el grupo convocado por la Oficina de Turismo de Trinidad y Tobago, que disfrutó de las incidencias del partido en la pizzería Di Evio, en Los Palos Grandes. Pese a no pasar de 20 personas, allí había calor de gente y mucho sabor caribeño, aderezado con sonrisas. Vestidos con franelas rojas en las que se leía "Yo soy un Socca Warrior", mote del equipo por aquello de "guerreros del fútbol", pero también en alusión al ritmo (socca) compuesto por una mezcla de calypso con música indígena, los trinitenses y descendientes de nativos de la isla ligaron hasta el cansancio a su equipo. Natasha, Giselle y Tamara, las hermanas Marín, estaban en primera fila, pegadas al televisor y eran las más activas. Se llevaban las manos a la cabeza, suspirando, luego de cada ataque fallido de los ingleses, o sentían frustración cuando se desperdiciaba la oportunidad de marcar el gol. "¿Pero qué les pasa, por qué no suben?, se preguntaba en voz alta Natasha, cuya madre es nativa de la isla, en medio de la desesperación porque los trinitenses no se animaban a ir al ataque. Mientras, Giselle intentaba calmarla; y Tamara, la menor de las tres, se cubría la cara, presa de nervios. Durante el entretiempo todos bailaron al ritmo de la socca. La alegría no paró en la segunda parte, parecía que la llamada por muchos "Cenicienta" del Mundial conseguiría el impensado empate, pero a los 83 minutos todo se esfumó. Había llegado el fatídico gol y luego la estocada, el 2-0 que dio paso al silencio. Tamara lloró, Natasha se entristeció y Giselle se resignó. Pero independientemente del revés, destacaron la resistencia de la selección, que se fajó pese a tener enfrente a un rival de la talla de Inglaterra.

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