Kamen.- Un debut de cinco estrellas tiene a España ilusionada en la Copa Mundial, pero su delantero Fernando Torres advirtió sobre los peligros de dejarse llevar por la euforia. Torres, figura destacada en el triunfo 4-0 sobre Ucrania, instó al equipo a "tener los pies en el suelo" con miras al partido contra Túnez el lunes. "Lo más importante ahora es darse cuenta que aún no se ha logrado nada", dijo a AP el atacante de 22 años. A los españoles les bastaron 90 minutos para pasar del pesimismo a la euforia. Al menos, a juzgar por la reacción del entorno de la selección, que ya comienza a hablar de ganar, de batir a Brasil y de conquistar el Mundial. Hay que ver lo que cambió el cuento. Porque el entorno que la selección vivió las horas previas al partido ante Ucrania mostraba la mente marchita, con cara de lunes, con ojos de boxeador retirado. "Empatamos, entran las dudas y comienza el mal ambiente", vaticinaban unos cuantos. Pero resulta que España goleó y el entorno sacó las bufandas de la maleta mientras entonaba el famoso "¡A por ellos, oé!". Del bajón al subidón, como un "yonqui" que acaba de recibir su dosis y obtiene aquello por lo que ha pagado, acaso un efímero maná. Ahora todo son palmadas para Luis Aragonés, el seleccionador. "Es un sabio, el valor de la experiencia", dicen ahora los que antes comentaban: "Está mayor, ha pasado de moda". Este es el fútbol, cambiante. Estos son los hinchas, sometidos a un baile hormonal en el Mundial. Y así es el juego, hoy gloria, mañana miseria.