MARIA JOSE REY PALERMO

EL UNIVERSAL

¿Qué la pasa a Ronaldo?, se preguntaban entre susurros los aficionados y la prensa brasileña ante la baja condición física del "Fenómeno". Y lo que comenzó como un simple comentario ahora se ha convertido en un problema de Estado y todo Brasil se debate entre angustia y decepción. Los problemas persiguen a Ronaldo. Desde que llegó al Mundial de Alemania 2006 ha visto afectada su salud. Primero ampollas en sus pies, luego fiebre, una decepcionante actuación ante Croacia _visiblemente perdido durante el choque_ y el miércoles terminó en el hospital al sufrir mareos. Para el cuerpo técnico brasileño, su visita a la clínica no significa nada. Pero en la memoria de todos sigue presente el extraño episodio protagonizado por Ronaldo antes de la final de Francia 98, cuando fue víctima de severas convulsiones. La prensa brasileña _agotada de tratar el tema de su sobrepeso_ ha comenzado a especular sobre su estabilidad emocional. "Ronaldo puede tener síntomas de un gran abatimiento, con algún grado de depresión", afirma el diario Correio Braziliense, y en la misma línea siguen el resto. Pero el propio jugador baja la llama al fuego. Luego del incidente se presentó a los entrenamientos sonriente y como si nada pasó. "No fue algo grave. Estoy bien, tranquilo", afirmó y reconoció estar inconforme con su actuación del martes. Sin embargo, a pesar de sus esfuerzos, Ronaldo ha perdido poco a poco su condición de ídolo ante muchos de los fanáticos "verdeamarelhos", quienes piden que se quede en el banco. Pero pasa que el cañonero está a una diana de superar a Pelé y convertirse en el máximo artillero de Brasil en la historia de los mundiales, y a punto de batir el récord del alemán Gerd Müller como máximo goleador de la Copa del Mundo. Además corre con la suerte de que para su técnico Carlos Alberto Parreira es intocable, y a pesar de los problemas, su titularidad ante Australia no se discute. La superstición toca en terreno fértil ante la situación de Ronaldo, y a la confianza canarinha le empiezan a temblar las piernas. Los amigos del astro comparten el temor nacional por una crisis inoportuna como hace ocho años, pero no se engañan como demuestra Zezé Perrella, vicepresidente del Cruzeiro, club en el que Ronaldo comenzó su carrera. "Está disperso, con la cabeza fuera de lugar. Preocupa. Tiene que estar con algún problema, pero no sé decir cuál".