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(Foto Reuters)
Stuttgart.- Francia y Suiza empataron sin goles
en un melancólico y adormecedor encuentro cuyas acciones
fueron reprobadas por los aficionados con silbidos ante la
falta de voluntad de ambas selecciones por romper la monotonía.
Los dos favoritos del Grupo G quedaron segundos a dos puntos
de Corea del Sur.
El cero en el resultado representó para Francia
el cuarto encuentro consecutivo sin marcar en un Mundial,
luego de haberse marchado de Japón y Corea del Sur
2002 con su anotador en blanco.
Francia suma cuatro partidos seguidos sin marcar, quedando
a sólo un juego de igualar el récord mundialista
que ostenta Bolivia, que entre 1930 y 1994 estuvo cinco
duelos al hilo sin anotar.
Suiza se aferró con disciplina a un esquema
defensivo ultraconservador, pero paradójicamente
tuvo las dos únicas oportunidades de gol.
La primera fue un tiro libre lanzado por Tranquilo
Barnetta que pegó en un poste y la segunda
un cabezazo a quemarropa de Daniel Gygax que tapó
con sus piernas el guardameta Fabien Barthez en
la puerta del arco, reseñó AFP.
Un remate rasante y desviado de Vikash Dhorasoo
sobre la hora fue la única maniobra de los
franceses que llevó peligro en el encuentro.
Franceses y suizos jugaron a no jugar y renunciaron
a ponerle ritmo al partido sin brindar talento
ni empeño.
Jugar a no jugar fue para ambos estacionarse
en el campo en posiciones casi fijas, evitar
cualquier tipo de audacia con una cautela
exasperante.
Para colmo, Francia se veía forzada
a atravesar una muralla de hombres que si
no podían cortar la jugada en forma
limpia, la emprendían a los golpes
con los adversarios.
A Zinedine Zidane, por ejemplo, el único
jugador que al menos intentaba mostrar
una luz de creación ofensiva, le
aplicaron un plan sistemático que
consistía en voltearlo cada vez que
tocaba la pelota.
Siempre era Zidane el que buscaba encender
la chispa, pero tampoco se lanzaba hacia
el corazón del área para que
le devolviesen una pared.
El centrocampista, al que sus 33
años parecen pasarle factura,
tocaba la pelota con precisión
para construir algún ataque,
pero después la jugada se desmoronaba.
Los galos tenían la iniciativa,
pero daban vueltas de carrusel con
el balón, mientras se lo "prestaban"
en maniobras intrascendentes.
Suiza marcaba en zona, pero con
los hombres escalonados en dos
líneas de cuatro estampadas
en la retaguardia, sin adelantar
ni a Ludovic Magnin ni a Johann
Vogel ni al ariete Alexander Frei.
Los defensas de la escuadra
"bleu" Patrick Vieira y Eric
Abidal clausuraron sus flancos
sin muchos sobresaltos.
Para colmo de males, el árbitro
ruso Valentin Ivanov mostró
ocho tarjetas amarillas a
lo largo del encuentro.
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