GIAN PIERO ROVAGNATI G.
EL UNIVERSAL
Cada jugada provoca una impresión distinta en cada
fanático. Que si fue o no fue gol, que si fue falta o no.
Siempre al hablar de esto nos vienen a la mente jugadas polémicas
en las que los árbitros deben decidir en cuestión
de segundos y con gran margen de error.
La FIFA a través del tiempo ha buscado la manera de
apoyarse en la tecnología para reducir estos deslices
y este año hace un buen intento por lograrlo. Esta es
la primera Copa del Mundo en que vemos en la indumentaria
de cada árbitro un acompañante del pito y las tarjetas.
Ahora vemos a los jueces corriendo por el césped y
figuran como oficinistas equipados con auriculares y micrófonos.
Este sistema se empezó a utilizar este año
en la ligas de Escocia y Francia, y ha dado un gran resultado
al permitir una comunicación directa entre el árbitro
principal y sus asistentes de línea.
Esta ha sido una buena opción para permitir que
haya un consenso de opiniones entre los árbitros
cuando se genere una jugada discutida o una situación
que el juez principal no perciba.
Claro está que opciones como esta también
tienen detractores, ya que algunos dicen que se pierde
mucho de la esencia del fútbol con estos aparatos
y ciertamente así es. Imagínense que la
tecnología no hubiese permitido que Maradona
hubiese anotado aquel gol en el que su "mano de Dios"
eliminó a los ingleses en el Mundial de España
1986. Sin duda sería algo fatídico para
la historia.
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