CARACAS, lunes 12 de junio, 2006 | Actualizado hace
Sufrimiento y tensión vivió el repleto Centro Portugués
a medida que se acercaba el minuto 90 del partido contra Angola,
pues faltaba el gol que garantizara de forma definitiva la
fiesta al término de la jornada y el equipo africano
daba uno que otro susto. Un suspiro que se convirtió
en una emotiva exclamación de alegría se desató
al sonar el pitazo final.
No cabía un alma en el salón principal, la zona
de piscinas también estaba repleta y todo el mundo
ligaba por una selección en la que creen de verdad.
"Este sí puede ser el Mundial de Portugal", dijo
Roberto Ponte, un muchacho de 18 años acompañado
por su familia y amigos. "Hay un gran equipo, excelentes
jugadores y espero celebrar". Ya sueña con las caravanas
para festejar un primer campeonato de los lusos.
Gines Martins disfrutó del juego junto a su hermana
Paulina, su hija Mabel y el novio de la chica, Andrés
Cuzco.
"Esto es una fiesta y siempre será así,
ganemos o perdamos", explicó Gines. "Mi esposo
es portugués y yo soy hija de españoles,
pero venezolana. Esto que se vive aquí en el
Centro Portugués es grandioso y a los venezolanos
nos encanta una fiesta", agregó entre risas.
Jeannete Rodríguez, por su parte, ligaba cada
acción.
"Portugal va a hacerlo bien. Estar celebrando
en un Mundial es increíble, es algo que se
lleva en la sangre", relata.
Entre gritos llegó el final.
Y los más pequeños disfrutaron
de un partido que posiblemente recordarán
en los próximos años, especialmente
si Portugal concreta una buena actuación
allá en Alemania.
"Me gusta mucho el fútbol y voy a
Portugal", dijo Christian Gómez, de
6 años, acompañado por Celia,
su mamá. "Es algo muy fino. Vamos a
ganar todos los partidos", añadía
el niño mientras señalaba con
orgullo la pequeña camiseta de la selección
lusitana que lucía con el número
10 en su espalda.