MARIA JOSE REY PALERMO

EL UNIVERSAL

Una larga espera que comenzó en el preciso momento en el que Brasil levantó la Copa de Campeón en Corea Japón 2002. ¡Cuatro años esperando por el Mundial de Alemania 2006! Tantas conversaciones, anhelos y predicciones cosechadas en este tiempo se vinieron de golpe el 9 de junio. El mundo entero esperando por este momento, el día inaugural de la Copa del Mundo, y aunque posiblemente no todos pudieron verlo, en el ambiente de ayer no había cosa más importante que la gran fiesta del fútbol. En cada país hubo rincones de alegría, televisores encendidos y radios pegados a la oreja. Toda la atención puesta en Alemania y una emoción contenida con millones de gargantas esperando para gritar ¡gooolll! El mediodía de ayer era una cita colectiva, una invitación para que todos los fanáticos del mundo se conectaran con la misma emoción. El Mundial es una excusa perfecta, un lugar común de los buenos. Un mes irrepetible donde nada es más importante que compartir, reír y ver fútbol. Es un espacio donde no hay guerras, sino batallas de honor en la cancha, un momento donde no hay fronteras ni muros, sino banderas que se exhiben con orgullo. Llegó el Mundial, el evento más especial, cuyos recuerdos merecen ser guardados durante cuatro años para renovarlos con los nuevos.