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| DIARIO
CESAR LUIS MENOTTI
"Alemania, es una atmósfera ideal
para que los artistas jueguen, se diviertan. Allí en
1974 apareció Holanda y su famosa naranja mecánica"
Cuatro
candidatos, por su historia y estirpe de campeón, por
su capacidad futbolística y mentalidad para este tipo
de competencias. Dos del continente europeo, Italia y Alemania;
dos suramericanos, Brasil y Argentina. Arranca el Mundial
y en mi análisis vislumbro un lógico desenlace si
nos atenemos a la tradición. Pero más allá
de ese cuarteto de selecciones con una ventaja sobre el resto,
y un protagonista crecido, Holanda, al que hace rato que no
veía como ahora con posibilidades de soñar con levantar
la Copa, hay un tema sustancial. Quiero hablar de un instante
crucial para el destino del fútbol-juego. Hace rato que
la pelota lanza SOS. Nos ayuda el escenario, Alemania, con
una atmósfera ideal para que los artistas jueguen, se
diviertan y diviertan. Allí en 1974 apareció Holanda
y su naranja mecánica, y también Alemania. Allí
se jugó una gran Eurocopa en 1988, aquella que consagró
a Van Basten.
El escenario propone a los artistas una fiel interpretación.
Como la Scala de Milan inspira la extraordinaria virtud
de Luciano Pavarotti. Pero atención. El fútbol-juego
tiene una de sus últimas oportunidades, si no la última,
de recuperar una relación afectiva con el público.
De reivindicar conceptos esenciales de este hermoso juego,
aprisionado hoy en un gigantesco agujero de ozono que lo
asfixia con billetes, intereses, actitudes cobardes, manipulaciones.
Estamos desprotegidos. Estamos huérfanos de las grandes
figuras, los que soñaron con el gran juego. Los Pelé,
Maradona, Cruyff, Di Stefano, Beckenbauer, Rummenigge, Littbarsky,
Van Basten... El fútbol, como la sociedad en su tiempo,
debe asumir la responsabilidad de elevar su compromiso.
Debe parir su propio Renacimiento. Alemania 2006 coloca
a Brasil como el gran candidato. Por individualidades y
riesgos asumidos, lo es. Creo que si aparece Ronaldo en
su mejor versión, las chances de quedarse con la Copa
son inmejorables. A Italia es la primera vez que lo pongo
como candidato. Responde a la búsqueda de la eficacia
apostando por el buen juego que distingue a Marcelo Lippi,
su entrenador.
Y Argentina, porque si juntamos la técnica y la
dividimos por diez obtendremos un coeficiente que lo avala
como candidato. No conozco el equipo ni el dibujo geográfico.
Seguramente en los ensayos se harán los toques definitivos.
A Inglaterra me cansé de ponerlo como candidato.
Como todo isleño parece sentir un desarraigo que
lo predispone para querer volverse lo más pronto
posible a su terruño. Ya en el escalón de
los protagonistas, reitero: Holanda emerge como una
selección con atributos y es una amenaza tangible
para los favoritos.
Con México se dibujan sueños inéditos
de ubicarse entre los cuatro semifinalistas. Trabajó
bien, me preocupa si esta....................rá
a la altura de las circunstancias para sacar casta
en situaciones límite, que las tendrá.
Portugal es una incógnita. Si uno echa un
vistazo a su materia prima, se ilusiona y supone
que puede sacarse el rótulo de eterna promesa.
Será así siempre y cuando esa creatividad
expresada desde la aventura encuentre consistencia,
sentido colectivo, conjugando dos elementos: orden
y disciplina.
Francia dejó de ser candidato, hoy para
mí es protagonista. La calidad existe, no
sé si ha recuperado la estirpe de campeón
que la distinguió cuando se consagró
en 1998.
Quiero dedicarle un párrafo especial a
España. Se habla de que no tiene raza de
campeón por su historia. Yo digo que sólo
la puede tener en la medida en que apueste a
los muy buenos jugadores que tiene. Hoy como
nunca está capacitado para armar un buen
equipo.
Los demás lucharán por encontrar
un protagonismo que les acorte el camino al
éxito. Ganar un Mundial no es una obligación,
es una aspiración. Hay distintos regresos.
Algunos regresan desde la vergüenza,
otros desde la censura de los medios, hay
quienes lo hacen con el orgullo intacto de
haber intentado plasmar en la cancha un estilo,
una identidad que lo representa.
Advierto una declinación en el fútbol
africano, a excepción de Costa de Marfil.
Añoro el nivel, los sueños que
despertaron las hermosas sorpresas que fueron
Camerún, Nigeria y Senegal. Hoy cambiaron
los nombres, que aparecen lejos de la pureza
de aquellos.
Por último, quiero referirme a ese
superficial, reiterado y hasta frívolo
cuestionamiento que se hace del aspecto
físico de un futbolista, por parte
de la mayoría de la prensa. El ejemplo
hoy se llama Ronaldo, condenado por el
dedo acusador de quienes portan credencial
de sabiduría eterna.
Dicen que Ronaldo está gordo.
Bueno, muy bien, a mí denme muchos
Ronaldos, aunque suene políticamente
incorrecto. También había
un gordito por ahí, compatriota
mío para más datos. Se llamaba
Diego. Que si Pelé era negro, denme
muchos negros como Pelé. Que Rivelinho
tenía bigotes, ¿Y qué?
Denme muchos Rivelinhos bigotudos. Que
Beckenbauer tenía aspecto de estudiante
de violín, denme once Beckenbauers.
Que George Best era mal visto por su
pinta de rockero, yo elijo a todos los
Best desparramados por el planeta. Benditos
sean quienes me los acerquen.
Estoy harto de las críticas
prejuiciosas sobre la imagen estética
del futbolista. Alguna vez, la prensa
debería atender detalles más
relevantes.
¡Ah!, perdón. Si hay por ahí
algún pelado que se llame Di
Stefano, y otro Bobby Charlton;
o un chiquitito cabezón con
piernitas flacas que responda al
nombre de Sívori, no duden.
¡Los quiero ya!
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