Berlín.- Banderas verdes y amarillas, camisetas de Ronaldinho y ritmo de samba. El Carnaval de las Culturas, con el que Berlín celebra cada año su diversidad, se desarrolló este año bajo el signo del gran favorito de los alemanes en el Mundial de Fútbol después de su propia selección. Una mezcla de bahianas rubias y negras, con sus típicos vestidos blancos, encabeza el desfile que esta tarde recorrió las calles de Kreuzberg, el barrio con más extranjeros de la capital alemana, en una fiesta callejera que marcó el clímax de la 11 edición de este evento cultural de cuatro días. Aunque poco tuvo que ver el ordenado y tranquilo carnaval berlinés con sus similares brasileños, cientos de miles de personas _hasta 350.000 según los organizadores_ se movieron al ritmo de las música de unas 70 comunidades extranjeras que son residentes en la capital alemana. En el primer evento multitudinario que se celebra en la ciudad desde que un joven de 16 años acuchillara a varias personas en la inauguración de la estación central, hasta 4.300 bailarines y músicos en trajes típicos de Croacia, Senegal, Tailandia, Suecia, Marruecos y Yemen, entre otros, desfilaron bajo unos tímidos rayos de sol. También Latinoamérica estuvo presente en la colorida caravana, no sólo a través de la cerveza que la patrocinaba, de marca mexicana, sino también con varios grupos, entre los que destacaron Chile y Venezuela, hermanados detrás de una imagen de Simón Bolívar de cartón piedra. En casi todos los grupos participaban alemanes, fácilmente detectables por el color de su cabello y la menor destreza para bailar. Aquí se veía que la integración realmente tiene lugar, porque todas las naciones se mezclan unas con otras; dijo el alcalde de Berlín, Klaus Wowereit, que acudió a la fiesta como espectador. Como era de esperar a pocos días de la inauguración del certamen, no faltaron referencias constantes al fútbol, con gorros en forma de pelota y camisetas, y hasta dos miniarcos que avanzaban entre la multitud y entre los cuales un grupo de niños jugaba a la pelota como en cualquier calle de barrio o un domingo por la tarde.