Lázaro Candal
Más allá de la enorme cantidad de críticas,
algunas infundadas, que le hacen los medios en estos días
al técnico español Luis Aragonés, sobre los
jugadores llamados y los no llamados y el sistema de juego
del seleccionado, hay algo que, sin embargo, los medios no
divulgaron y que, creemos, debieran haber estimulado a los
seguidores del equipo de España. Nos referimos a la escogencia
que Aragonés hizo de los integrantes del mediocampo.
Nunca _a excepción del Mundial de Italia en 1934_ y
desde 1950 hasta estos días, España había contado
con un mediocampo tan formidable. Ninguno de los mediocampistas
anteriores, a excepción de Guardiola y Michel, tuvieron
la capacidad, calidad y mando de juego que los que actualmente
forman el bloque del mediocampo español.
Xavi, Iniesta, Cesc, Senna, Albelda y Alonso, forman un
mediocampo con calidad excepcional. Tanto, que nos atreveríamos
a señalar que ningún otro seleccionado mundialista
tiene en sus filas un grupo de seis jugadores en la mediacancha
de tanto nivel, por el número y por su propio talento.
Y es que a excepción de Albelda, quien es un estupendo
robapelotas y tiene tremenda capacidad defensiva, y Alonso,
en menor grado pero muy claro ofensivamente, el resto reúne
una calidad exquisita.
No se sabe si Xavi recuperará el nivel que exhibía
antes de la lesión, pero ahí está ya con
su imponente proyección de mando. Pero es que si
no está él los noventa minutos, su sucesor directo,
Iniesta, lo hará igual o mejor, tal cual lo venía
realizando en el Barcelona, mientras que el brasileño
Senna fue el alma del mediocampo del increíble Villarreal
de la Champions, también por su facilidad para el
pase y para la producción. Y por si esto fuera poco,
la joven revelación del Arsenal, el catalán
Cesc Fábregas, es la suma de calidad de todos ellos.
Un jugador con una técnica que se pasa, con un poder
de mando admirable para aguantar, tocar y buscar el pase
como sólo los maestros lo saben hacer y como así
lo demostró con el equipo londinense en la Champions
y la Liga inglesa.
En el fútbol para imponer el juego es necesario,
la historia y el fútbol mismo lo denuncian, contar
con una maquinaria para hacer valer el poder de mando.
Y esta maquinaria nace y se ha producido y se produce
siempre en el mediocampo. El equipo que no tenga fuerza,
calidad y mando en esa zona en la que se fabrica el
fútbol, está perdido. Por eso es que Luis
Aragonés se guardó bien de encontrar un mediocampo
que se haga sentir y que le dibuje el fútbol que
él quiere para la buena asistencia de los jugadores
de ataque, tanto como la colaboración con la defensa
para salir bien armados de atrás.
Si de algo puede presumir en este Mundial España,
es que tiene un mediocampo de jerarquía y que
de a poco que le tomen el rumbo al certamen, irán
imponiendo la majestuosidad de su fútbol en beneficio
no sólo de ellos mismos, para justificar su gran
calidad, sino del propio seleccionado español
que, hasta se podrá permitir el lujo de que si
pierde algún juego, lo hará porque el rival
marcó algún gol más que ellos, pero
nunca porque haya jugado mejor. Porque a la hora de
jugar, con estos hombres estamos confiados.
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