Weggis. El fácil partido que la selección brasileña de fútbol disputó el martes ante el Lucerna, un combinado de la ciudad homónima y que acaba de ascender a la primera división, es apenas el último eslabón de una larga tradición para el equipo cinco veces campeón del mundo. Poco antes de la Copa del Mundo de México-1970, el seleccionado brasileño jugó contra tres combinados locales: el primero fue una selección de Guadalajara (3-0), luego un equipo similar de León (5-2) y pulió su estilo de juego en un partido ante un combinado de Irapuato (3-0). En el Mundial, Brasil marcó un hito en la historia de los mundiales con un fútbol moderno, veloz y sumamente agresivo. Cuatro años más tarde, en Alemania-1974, Brasil mantuvo la tradición y enfrentó a un combinado de Ludwigshafen, al que derrotó por 3-2, aunque en la Copa del Mundo el equipo conducido por Mario Zagallo volvió a casa más temprano. La selección retomó esa tradición antes de Italia 90, cuando el conjunto entrenado por Lazaroni jugó ante un combinado de Umbria. En una muestra de lo que vendría, Brasil perdió 1-0, lo que generóuna crisis sin solución en el plantel, eliminado por Argentina.