El astro del fútbol francés, Zinedine Zidane, disputó su partido número 100 con el seleccionado galo y le dijo adiós a su afición. El encuentro de fogueo disputado ante México concluyó 1-0 a favor de los franceses. Fue un encuentro trabado en el medio campo y sin mucho despliegue ofensivo. Alemania, en tanto, apabulló 7-0 a Luxemburgo y probó su esquema de ataque.
HANS GRAF
EL UNIVERSAL
Las selecciones mundialistas dieron el día de ayer
una muestra de su poderío y sus carencias. La ronda de
juegos amistosos, en la cual se disputaron nueve encuentros,
puso en evidencia las fortalezas y debilidades de los diversos
conjuntos.
El juego que acaparó la atención en la jornada
fue el Francia-México, por tratarse de dos de los cabeza
de serie del torneo. El choque fue en París.
Además de lo que significaba futbolísticamente
este desafío, en el mismo Zinedine Zidane se despidió
de la afición francesa, ya que éste sería
su último encuentro en el memorable Stade de France.
En este estadio, en 1998 el francés impulsó
a su país hacia su primer título Mundial al
doblegar a Brasil 3-0 en la final.
Durante el partido, el esquema del técnico Rymond
Domenech funcionó de manera intermitente. La vedette,
Zidane, desplegó buen juego hasta que salió
al minuto 52. Al abandonar el campo recibió una
ovación de los 80.000 asistentes al tiempo que
entregaba la cinta de capitán.
Francia mostró mejor control a lo largo del
encuentro, aunque ambos conjuntos fueron poco contundentes
y a ratos no lograban jugadas importantes. Francia
fue el seleccionado que atacó mas y así
logró el 1-0, gracias al tanto marcado por Maloda
a pase del propio Zidane.
Ambos estrategas afinarán sus piezas, ya que
por lo visto en la cancha del Stade de France, estos
dos conjuntos que son cabeza de serie tendrán
que incrementar el ritmo para ser candidatos. Lo
mostrado en París ayer dejó muchas dudas.
Alemania sin sudar
Para los alemanes en el encuentro ante
Luxemburgo, conjunto que realmente funcionó
como un desvalido sparring, el día fue
más tranquilo. Impresionó, en la
segunda parte, ver a Oliver Kahn entrar desde
el banco de suplentes. Con 7 goles, el equipo
de Jurgen Klinsmann pudo ensayar variantes
ofensivas.
Los goles para los alemanes fueron de Miroslav
Klose, Lukas Podolksi y Oliver Neuville,
en dos oportunidades cada uno, y Thorsten
Frings, confirmando los pergaminos de Klose
y Podolski como elementos ofensivos del
elenco alemán. La ausencia de Ballack,
por lesión, no se notó, aunque
el rival dio poca resistencia.
De esta manera los pupilos de Juergen
Klinsmann cumplieron con el objetivo lanzado
por el entrenador antes del compromiso,
cuando dijo que quería "obtener una
elevada cuota de gol como aclimatización
ofensiva".
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